Con la reconstrucción de taludes y losas de fondo como objetivos, están en marcha las tareas en el sector del canal Maldonado que atraviesa el parque de Mayo.
El espacio elegido para el inicio de las tareas es el conocido como partidor del parque, donde el arroyo Napostá deriva sus aguas al aliviador generado por el Maldonado.
El daño del revestimiento era preocupante, particularmente en ese lugar puesto que muchas de sus partes fueron colapsando debido a la falta de mantenimiento y al progresivo deterioro como consecuencia del paso del tiempo.
El canal tiene una extensión de 6.500 metros, entre el parque y su desembocadura en la ría, y su reparación comenzó en 2004, con una primera etapa concretada por la firma platense Prates y Cía.
Desde entonces, quedó pendiente esta segunda parte, incluida en la licitación del desagüe pluvial del barrio Molina Campos, que totaliza una inversión de 4.300.000 pesos aportados por el Estado provincial.
Los primeros trabajos servirán para reparar los cargadores de fondo, elementos carentes de mantenimiento en sus casi 60 años de operatividad. Luego comenzará la reparación propiamente dicha de las losas que revisten los taludes y el fondo del canal.
El hijo perdido.
Cuando a fines de 1948 Eva Duarte de Perón les habló a los "descamisados bahienses" desde el balcón del Teatro Municipal, destacó como obra clave de la gobernación de Domingo Mercante a la reapertura y canalización del arroyo Maldonado. Así se le pondría el punto final al drama de las inundaciones que sufría la ciudad cada vez que llovía en la cuenca del Napostá.
El Maldonado, mencionado como "el hijo perdido del Napostá" en algunas crónicas del siglo pasado, había sido cegado en parte de su recorrido en 1906 por el grupo de inversores que trazó el parque Municipal (actual parque de Mayo), intervención que agravó por años los desbordes del Napostá.
A pesar de los reiterados reclamos para su reapertura, recién en 1946 las máquinas de Hidráulica de la Provincia comenzaron esa tarea.
En junio de 1955 el derivador tuvo su bautismo de fuego, cuando a pesar del copioso milimetraje registrado en las sierras, el agua llegó hasta el mar sin generar inundaciones en la ciudad.
Extensión
6.500
metros suma el canal entre el parque y su desembocadura en el estuario bahiense.
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