Este último sábado se despertó nuestra localidad con un cielo amenazante que desató a partir de las 7.30 con una torrencial lluvia acompañada con una intensa actividad eléctrica de truenos y relámpagos, que concluyó cerca de la 10.30 de la mañana, en cuyo lapso se registraron varios chaparrones que motivaron que en algunas calles la Dirección Tránsito —con buen criterio— cortara la circulación de vehículos, para evitar que a su paso originen las conocidas ondas u olas de agua que hubiesen podido ingresar en varias casas de los vecinos frentistas.
Inconvenientes urbanos Prácticamente todas las calles transversales a la avenida central, desde España hasta Sargento Cabral, tuvieron inconvenientes hasta avanzada la tarde, con un abundante desplazamiento de agua, mientras que desde Padre Juan Holzer hasta Mariano Moreno —especialmente por la última pavimentada hacia el sur— tuvieron una gran presencia de la masa de agua, que se desplazó con mucha rapidez. Esta última arteria tuvo por lo menos dos o tres tramos clausurados por la municipalidad, que impedía transitarla en su mano de oeste a este, más allá de sus históricas esquinas con Dr. Vázquez y Rivadavia, esta última, la más profunda con medio metro de agua. Por su parte, la avenida Presidente Perón, entre la esquina Remedios Escalada hacia el sur hasta la avenida periférica Leandro N. Alem era un sólo lago que por algunos niños fue tomado como una verdadera pileta, mientras que después de muchos años, hemos podido observar que el canal de desagüe rural Nº 1 se encontraba totalmente desbordado en su curso inicial con salida de la represa La Cuadra, sobre su margen derecho, y se desplazaba sobre todo lo ancho de dicha avenida —que todavía es de tierra—, situación que debe alertar a las autoridades comunales para el futuro. Nueva avenida A todo lo ya conocido por nuestra comunidad sobre las crónicas falencias del canal de desagüe lateral de la avenida General Güemes, especialmente desbordado en su inicio en su esquina con Gobernador Goitía, se suma que su saturación demanda desde hace varios años una impostergable ampliación y posterior entubación. La novedad fueron las recientes cuatro cuadras pavimentadas de la avenida Hipólito Irigoyen, que desde la esquina con España (que era un torrente hasta Remedios de Escalada); las otras dos esquinas mostraron más de 20 centímetros de agua, como si fueran una verdadera batea, cosa que alertó a los vecinos de esta pavimentación, porque como ya habíamos planteado hace más de dos años, esta avenida —al igual de la General Güemes— debería contar con un canal derivador lateral en su mano izquierda, de oeste a este, y por todo su recorrido hasta su empalme con la avenida Presidente Perón, que es otra nueva pileta de agua urbana. Por todo lo observado es que Castelli debería contar un Plan Hídrico de desagüe urbano lo antes posible, porque los fenómenos meteorológicos pueden estar al orden del día, de acuerdo con todas las alteraciones que se vienen observando en nuestro país y en el mundo entero. Diferencias de medición Por otra parte —y esto se viene repitiendo desde las últimas lluvias— lamentablemente tenemos registros muy dispares de la precipitación pluvial. El primero es el dato policial, que en la oportunidad informó sobre 145 milímetros, mientras que el realizado en la planta potabilizadora —que cuenta con un pluviómetro con probeta aprobada por pesas y medidas de la Nación— midió solamente unos 95 milímetros, o sea que tenemos una diferencia de 50 milímetros entre ellos. Respecto de la medición policial podemos decir que puede existir algún problema en relación con el sistema de medición, que se efectúa por PC, por lo cual se debería efectuar algún reajuste o someterlo a una debida comprobación como prueba de funcionamiento, a fin de evitar una posible distorsión de la correcta información en el futuro. Eso nos facilitaría notoriamente la posibilidad de brindar una información fehaciente a nuestra comunidad.
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