Después de una semana agotadora, de lucha incesante contra la crecida del Salado, finalmente ayer se pudieron cerrar los dos cortes que había en las defensas que resguardan a Colonia Dora. Pero, el alerta ahora se trasladó a casi 10 kilómetros río abajo, al pueblo de Icaño, donde cientos de obreros trabajan en el deslame de un viejo cauce hacia donde pretenden derivar el agua desbordada y evitar así que las familias de la zona sufran la misma suerte que casi 800 vecinos dorenses.
El impresionante despliegue de hombres y maquinarias dispuesto por el Gobierno de la provincia permitió frenar el desborde y hasta el cierre de esta edición el nivel del agua en las orillas de la ruta 92 -que separa el sector inundado de Colonia Dora de la parte seca- había descendido aproximadamente un metro y medio, según informó el oficial principal Juan Maresca, jefe del Grupo Especial de Rescate.
Pero, casi sin descansar, quienes habían librado hasta ayer una dura batalla contra la creciente se trasladaron a las cercanías de Icaño, para poner en práctica diseñada por técnicos de la provincia, quienes optaron por derivar el agua del Salado hacia un viejo cauce ubicado a casi 4 kilómetros del pueblo. A esto se suma la construcción de bordos reforzados para prevenir cualquier movimiento repentino del agua.
“Afortunadamente, después de un gran esfuerzo que hicieron todas las dependencias de la provincia y de otros organismos que colaboraron, podemos decir que la situación del agua está contenida”, dijo anoche el oficial Maresca, llevando un poco de tranquilidad a los icañenses, que pasaron horas de angustia por saber que la crecida se aproximaba y corrían el riesgo de inundación, al igual que Real Sayana –a 10 kilómetros más al sur- y la ciudad de Pinto –a casi 60 kilómetros- donde también los vecinos ya se organizaron para prevenir cualquier situación de emergencia.
Despliegue
Hasta ayer trabajaron en los alrededores de Colonia Dora más de 300 obreros con una decena de lanchas, decenas de camiones y camionetas, además de maquinaria pesada. Todo eso fue necesario para taponar las defensas dañadas.
El tremendo esfuerzo por tapar ambas roturas es la primera de las soluciones para evitar que el agua siguiera avanzando. En el lugar supervisó ayer las tareas el secretario del Agua, Ing. Abel Tévez, acompañado por técnicos de la provincia.
Ayer otra gran cantidad de personas concentraba su accionar en la zona del Canal 3, distante a tres kilómetros de Colonia Dora y a casi seis de Icaño, donde la noche anterior el bordo levantado allí había cedido.
Exactamente en la mitad de la ruta 92 entre Añatuya y Colonia se concentró el mayor movimiento. Los bordos que se reconstruían están distantes a 8 kilómetros monte adentro y desde allí retransportan en lanchas los atados de ramas, postes y bolsas cargadas con arena que se utilizan para afirmar el terraplén que se levanta. Desde allí también parte la asistencia de agua, alimentos y combustible que necesitan los que están internados en el monte.
Dichos trabajos ya comenzaron a dar sus frutos porque el agua que circulaba de norte a sur por la ruta provincial 92 era menor al del día anterior. |
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