En otras ciudades y poblados rurales del mundo, la falta de agua potable no solo es centro de disputas y conflictos entre la población y las autoridades, sino que también es la causa del endurecimiento de la pobreza.
Y Panamá no escapa a esa realidad. En la región de Azuero, más de 6 mil personas sufren las penurias de vivir sin agua.
En la provincia de Los Santos, los pobladores de los distritos de Las Tablas, Guararé y La Villa de Los Santos viven el calvario de falta de agua en sus casas desde hace más de 15 años, pese a todas las inversiones que el Estado ha implementado en esta región.
Solo en la nueva planta potabilizadora Rufina Alfaro, ubicada en La Villa de Los Santos para la región Mesoriental de Azuero, se invirtieron 7.8 millones de dólares. Dicha planta produciría 6 millones de galones diarios para abastecer a 45 mil 500 habitantes.
Según Adilio Barrios, del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan), actualmente se producen 5.5 millones de galones diarios y le brindan servicio a 25 comunidades.
El otro resto de la población, que suman unos 55 corregimientos, se abastece de aguas subterráneas por medio de pozos profundos o acueductos. Estos, en su mayoría, son dirigidos por el Ministerio de Salud en conjunto con las juntas administradoras de agua de cada lugar.
Sin embargo, en muchas comunidades los sistemas de aguas subterráneas han fracasado, en algunos casos debido a que los niveles freáticos se han profundizado y en otros las turbinas, que son las que extraen el agua, se han dañado.
Pero los pobladores, que cuentan con sistemas de abastecimiento de agua más modernos, como las potabilizadoras, tienen una serie de dificultades para lograr tener agua en sus viviendas. En la ciudad de Chitré al menos unas 10 barriadas y calles centrales no les llega el agua, y muchos tienen que levantarse en horas de la madrugada a recoger agua en tanques para poder realizar sus labores cotidianas.
Este es el caso de moradores residentes en la calle Roberto Reina, la urbanización Miramar y El Vigía, en los corregimientos de Monagrillo, La Arena y Boca de Parita. Además, en los distritos de Ocú, Los Pozos y muchas comunidades alejadas de esta provincia, la queja de los ciudadanos es la misma. “No nos llega el agua y tenemos que buscar en otros lugares y llevarla a nuestras casas o levantarnos en la madrugada cuando llega algo”, indicó Luis Rodríguez, uno los moradores afectados.
Para el actual director del Idaan de Herrera, Julio Santana, “es necesario armar una estrategia para concienciar a la comunidad que hay que cuidar el agua potable.
Dijo que en la institución se reciben cientos de llamadas donde los moradores denuncian a sus vecinos por el desperdicio de agua potable. “Hemos constatado que donde abunda el agua ahí es donde se desperdicia indiscriminadamente”, subrayó el funcionario. El agua que se produce en la potabilizadora de Chitré es suficiente para abastecer a toda la población, asegura Santana.
El consumo per cápita de agua al día debe ser de 80 galones; sin embargo, actualmente las personas consumen 150 galones, según el Idaan.
Reconoció que existen problemas de abastecimiento, sobre todo en las partes altas; pero también los usuarios que reciben agua de forma normal hacen mal uso del líquido, perjudicando a áreas más elevadas y alejadas.
La población crece
Por otro lado, el crecimiento acelerado de la población es otro factor que incide en el desabastecimiento; sin embargo, las autoridades ya están abordando el tema de ordenamiento territorial a fin de programar el crecimiento de los pueblos.
Pero uno de los fenómenos más preocupantes que interviene en la escasez de agua, sobre todo en los seis meses de sequía en la región de Azuero, es el fenómeno de El Niño, que este año ha causado menor precipitación pluvial y los acuíferos han bajado los niveles freáticos, según los productores y las autoridades.
Hubo una precipitación lluviosa del 40% menos que en el período anterior en la región de Azuero, lo que hace crítico el abastecimiento de agua. Desde el mes de enero se puede decir que los niveles de las corrientes de los ríos están bajando drásticamente.
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