El riesgo que representaría la represa de Yacyretá si existieran las fisuras que muchos acusan, es un tema que mantiene en alerta a la población, sobre todo después del extraño sismo que ocurrió en la zona en noviembre del año pasado. Las fallas geológicas del suelo correntino y las posibilidades de que el peso del embalse genere un posible reacomodamiento de los bloques sobre los que está asentado, sin dudas, generan una incógnita preocupante.
El contexto continental alienta la preocupación, luego de los movimientos telúricos que afectaron a gran parte de la población chilena y que a su vez provocaron el corrimiento del suelo argentino en varios puntos. No es para menos. Por ello, el doctor en Geología y estudioso del territorio correntino Roberto Torra, explica pormenorizadamente la conformación del suelo, sus fallas, tendencias y factibles desenlaces. Entre ellos menciona daños posibles a los Esteros, “en ese caso de que las aguas del embalse empiecen a filtrar por cualquier inconveniente”.
“Corrientes no es simplemente una región sísmica por lo ocurrido en noviembre de 2009. Corrientes presenta riesgo sísmico por su constitución geológica, estructural, tectónica y además por estar en una franja del Paraná que es medio de fricción entre microplacas”, explicó en diálogo con La República.
Roberto Torra se recibió de geólogo en la Universidad Nacional de Córdoba en 1979 y obtuvo el Doctorado en la Carrera de Posgrado acreditada por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación de Universidades Argentinas (Coneau), en la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto “Miguel Lillo”, dependientes de la Universidad Nacional de Tucumán. Se desempeña actualmente como docente investigador full time en la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) en la Facultad de Ingeniería, Departamento de Geociencias.
A continuación, el especialista explica las características que hacen que el suelo correntino sea de “riesgo moderado” ante posibles sismos, así como las precauciones que se deben tener en relación a la presencia de la represa de Yacyretá sobre territorio con fallas geológicas.
—¿Cómo puede definirse la ubicación de Corrientes y la conformación de su suelo?
—Desde mi punto de vista, Corrientes representa un territorio de transición de unos cien mil kilómetros cuadrados enclavado en la parte central de la Placa Sudamericana. Corrientes está constituida por rocas de diversas edades y con distintas propiedades. También está profusamente fracturada (fallada) geológicamente, lo que hace que se deba tener especial cuidado al realizar obras para beneficio de la comunidad.
—¿Que características tienen esas rocas que conforman este territorio?
—Las rocas que integran la Provincia de Corrientes son de cinco tipos. Están las basálticas que son de gran dureza y resistencia mecánica, ampliamente explotadas como áridos gruesos para la construcción, enripiado, etc. Éstas son de edad Mesozoica (aprox. unos 115 millones de años de antigüedad), de origen volcánico. Están profusamente fracturadas, falladas y fisuradas, pero, sin embargo, si no están químicamente alteradas no representa peligrosidad significativa en cuanto a su estabilidad. Están distribuidas en el oeste de la provincia y en el subsuelo a profundidades variables. Por lo tanto son las rocas más “viejas” que afloran en el oeste de Corrientes.
También están las areniscas mesozoicas intercaladas con los basaltos, rocas que sólo afloran en la meseta mercedeña y son ampliamente explotadas como rocas de aplicación para revestimientos, monumentos y veredas. Son de origen continental y de la misma edad que los basaltos por encontrarse intercaladas entre éstos.
En el centro Este de la provincia encontramos las arenas y areniscas ortocuarcíticas, portadoras de cantidades significativas de titanio, elemento estratégico para el desarrollo de nuestro país. En las localidades de Empedrado y Santa Lucía pueden observarse los mejores afloramientos de la provincia y quizás de Sudamérica ya que estas rocas se extienden por toda las planicies sudamericanas hasta Colombia y Venezuela (Torra, 2004, 2006; Potter, 1986). En los cortes naturales es frecuente observarlas con intercalaciones de capas delgadas de arcillas y por este motivo las denominamos genéricamente facies heterolíticas. Son de origen marino (planicies mareales).
Las calcretas o toscas, por otra parte, están ampliamente distribuidas en la suave meseta de Mercedes y Curuzú Cuatiá. Estas rocas son de origen epigenético o secundario. Constituyen un serio problema para la agricultura como así también vuelven salitrosas las aguas subterráneas por la presencia de sales de calcio, magnesio y sodio. Esto lleva a que esta zona de Corrientes sea más ganadera que agricultora.
Las areniscas ferruginosas, otro tipo de rocas, provienen de la oxidación de las facies heterolíticas. A veces son muy resistentes y se las puede observar en el puerto de Corrientes, en toda la Costanera y desde Ituzaingó hasta General Lavalle aproximadamente, siempre en las barrancas del río Paraná. Resultan ser un producto epigenético reciente de no más de 20.000 años de antigüedad. Afloran en Corrientes, Paso de la Patria, San Cosme, Itá Ibaté, Empedrado, etc.
Finalmente, los suelos arcillosos de Corrientes constituyen una unidad fundamental para la producción de la provincia. Derivan de la alteración de las capas de arcillas de las facies heterolíticas y resultan ser el sustento de la producción agropecuaria de Corrientes.
— Con esta composición, ¿cómo se define el entramado estructural de la provincia?
—Complicado. Existen muchas fallas y lineamientos de los cuales algunos se han marcado en un mapa expeditivo geológico (ver gráfico).
Por un lado está en plena evolución el rift (fracturamiento extensional regional y móvil) del eje Paraná-Paraguay. Por otro lado el sin-rift inicial del eje Paraná Medio que directamente incide en el área de la represa de Yacyretá.
Finalmente se presenta una innumerable cantidad de fallas de rumbo, compresionales y extensionales a lo largo de toda la provincia y de distinta dirección. En especial en los límites con Misiones y con el sur de Paraguay a la altura de Yacyretá.
—Estas fallas que menciona, ¿podrían llegar a hacer de ésta una zona sísmica?
—Efectivamente. Si observamos el mapa geológico (gráfico), no sólo veremos el entramado geológico sino que muy cerca, en Paraguay, una actividad volcánica de tipo rift extensional de edad muy reciente (no mayor a los 1.000 años).
Corrientes no es simplemente una región sísmica por lo ocurrido en noviembre de 2009, Corrientes presenta riesgo sísmico por su constitución geológica, estructural, tectónica y además por estar en una franja del Paraná Medio de fricción entre “microplacas” (Torra, R. The South American microplates, en preparación).
En mi opinión, Corrientes es una zona sísmica “moderada” y por lo tanto debería realizar un plan o programa de monitoreo preventivo como es común en países avanzados como Japón, USA, Canadá, etc.
—¿Cómo se podría prevenir algún tipo de riesgo con la represa en medio de esta situación?
—Muy sencillo. Debe re-estudiarse (parto del supuesto que fue estudiada antes y durante el anteproyecto). Correspondería ahora, dado el gigantesco salto tecnológico-científico de los últimos 30 años, adecuar y actualizar los estudios ya realizados con métodos geofísicos y tecnologías modernas (magnetometría, gravimetría, magneto-telúricos, etc.), métodos de campo, siendo aquí necesario un mapeo ultra detallado del área y métodos de percepción remota. Con esto es suficiente, en principio, para diagnosticar exactamente el “riesgo” que podría estar sufriendo la obra principal. De hecho, el cálculo estructural, la obra civil y el estudio hídrico deben haberse realizado a regla de arte, pero la obra no está en una burbuja… Ojalá fuera así.
Al encontrase ubicada justo en el sin-rift inicial del Paraná Medio, más la proximidad o, directamente para ser concluyente, en el contacto con rocas cristalinas y metamórficas de la hermana República del Paraguay de Edad Paleozoica, donde tuvo lugar el hipocentro del sismo de noviembre de 2009, en mi opinión su situación es, al menos, de un riesgo moderado.
—¿Qué medida se puede aplicar ante ello?
—En estos casos se debe prevenir. ¿Qué significa esto? A pesar de que en Yacyretá existe, según la página web del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), un acelerómetro que avisa y mide cuando el sismo ya ocurrió… el mismo tiene prácticamente un carácter simbólico por lo antes dicho. En todo caso ya avisó con la magnitud que registró en noviembre de 2009. Ahora hay que actuar.
Se necesita un convenio urgente de cancillerías con el visto bueno de ambos poderes Ejecutivos (Argentina-Paraguay) y realizar una red, especialmente en Paraguay, de sismógrafos y sensores de gases y radiaciones de alta resolución. Paraguay puede colaborar con la logística, Argentina con parte de los equipos y recursos humanos, junto a profesionales guaraníes, para de este modo tener armada una red de monitoreo temprana principalmente ubicada en Paraguay.
Un buen Proyecto presentado en la ONU, OEA o el BID nunca será rechazado ya que Argentina necesita y necesitará durante muchos años que las turbinas de Yacyretá suministren energía eléctrica hasta que entren en funcionamiento Atucha II y el nuevo proyecto de Atucha III, que igual no significa ninguna solución de fondo. Igualmente hay que reconocer que Yacyretá nunca nos solucionará todos los problemas energéticos si el país crece y la demanda aumenta.
—Entonces, ¿cómo resumiría la situación de la provincia y de Yacyretá en este momento?
—Corrientes es una región moderadamente sísmica (sismos entre 1 a 4,5 en la escala modificada de Mercalli o 1-4 en la de Richter), muy eventualmente mayores. El embalse ha producido un enorme “desajuste” muy importante a nivel cortical, es variable en su constitución litológica, está altamente fracturado en toda su extensión, es móvil (rifting) en los dos ejes de los rift mencionados (Paraná-Paraguay y Paraná-Medio). La situación de Yacyretá es complicada pero en mi opinión puede ser perfectamente manejable con el “ajuste” de algunas variables aquí mencionadas.
—Con estas alteraciones, ¿puede pasarle algo a los Esteros del Iberá?
— Sí. En caso de que existan filtraciones hacia el sur del embalse, tarde o temprano el estrecho corredor de areniscas, por el cual se desarrolla la ruta Nacional Nº 12, cederá. En ese caso las aguas se dirigirán hacia los Esteros. Existen muchas posibilidades, por lo cual no sería conveniente aventurar posibles modelos y daños. Pero de que ocurrirán daños, resulta indudable.
Si se diera esta situación no deseada ni tampoco excepcional, hay que reconocer que no estamos preparados para afrontarla, como en el caso del “sismo chileno”, ya que tampoco existe una red de alerta temprana que el autor conozca. Hay mucho por hacer y no esperar “siempre” que la naturaleza duerma de manera eterna y así estemos seguros.
Grupos de profesionales idóneos y con “conocimiento” pueden en poco tiempo crear un “sistema” integral de alerta para toda esta región totalmente vulnerable a los imprevistos geológicos.
— Finalmente, ¿qué opina de la evolución del sismo chileno, y del planeta Tierra desde el punto de vista geológico?
— Muy simple. Con respecto al sismo chileno, hay que esperar que la energía liberada se vaya reacomodando en otras fallas y/o zonas corticales, ya que buena parte se liberó en los primeros movimientos, aparentemente. Las réplicas de esta semana fueron fuertes pero resulta aún imposible hablar de una tendencia en uno u otro sentido.
Hay que monitorear permanentemente el volcán El Chaitén, pero no solamente si emite cenizas volcánicas o extraordinarias “plumas” para realizar lindos archivos, sino monitorear el suelo con sensores de radiaciones, gases que para ello existen, más los clásicos sismógrafos y acelerómetros de última generación.
Será difícil que esto ocurra ya que la prioridad del nuevo gobierno chileno es dar vivienda y tranquilidad a quienes han perdido todo. Aquí nuevamente se impone un convenio urgente con los Estados Unidos, por ejemplo.
Con respecto al comportamiento global de las placas, reitero lo dicho en otras notas. Desde el 25 de diciembre de 2004 existe un leve aceleramiento a escala humana (no a escala geológica ya que allí esta situación de fenómenos es totalmente normal).
Lo dicho queda plasmado en los sismos de placas de Indonesia, Japón, Turquía, Haití y Chile, hasta el momento. De todas formas es probable que este hipotético aceleramiento sea temporal. El hecho de estar viviendo durante un Óptimo Climático es una oportunidad extraordinariamente favorable para la humanidad porque tal situación nos ayuda a poder trabajar intensamente para intentar “mitigar” los fenómenos naturales que afectan a una población creciente en el mundo.
La solución más económica está en manos de los gobernantes de todo el mundo: definir las áreas de alto riesgo y restringir allí los asentamientos humanos. Fomentar la migración a zonas más seguras. Con esta simple idea podrían salvarse cientos de miles de vidas humanas |
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