El director de la Agencia Nacional del Agua (ANA), Paulo Varella, afirmó hoy que el principal desafío de Brasil es la calidad y no la cantidad de ese vital líquido.
Con las mayores reservas de agua dulce del mundo, uno 17 millones de brasileños no tienen acceso a ella, mientras millones de residentes en diferentes áreas urbanas requieren de filtros para hacerla potable y poderla consumir, no sin riesgos y estar, muchas veces, saturadas de metales pesados o dañinos al hombre.
A propósito del Día Mundial del Agua, establecido por la Organización de las Naciones Unidas, Varella precisó a la prensa local que la cuestión de la cantidad ha sido bien enfrentada, incluso en la zona semiárida de este inmenso país, con grandes canales y represas.
Sin embargo, prosigue, en el Sur y Sudeste, el problema de la calidad aparece siempre con el gran desafío y en el Nordeste comienza a preocupar, porque los embalses presentan exceso de plantas acuáticas, lo cual compromete su uso para el consumo humano.
Varella reveló un reciente estudio de la ANA, el cual refleja que de los más de dos mil puntos monitoreados en 17 unidades del país, sólo en el nueve por ciento de ellos el Indice de Calidad del Agua (IQA) es óptima, en un 70 por ciento es buena, en 14 por ciento razonable, en cinco por ciento mala y en dos por ciento pésima.
El director de la ANA sostuvo que en los grandes centros urbanos, mismo que tengan fuentes de agua, la situación siempre es complicada y agregó que se requieren inversiones millonarias para solucionar el problema de la calidad del vital líquido.
Varella señaló que Brasil, con el 12 por ciento del potencial hídrico del planeta, debía tener metas y plazos más claros en acelarar la mejoría en el acceso y la conservación de sus manantiales, así como en movilizar a la población en favor del uso conciente del agua.
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