En el conurbano bonaerense hay más de 3 millones de personas que no consumen agua potable y dependen de pozos de agua contaminados por su cercanía con la cuenca del río Matanza-Riachuelo, la deuda ambiental más grave de la Argentina.
El dato pertenece a un estudio desarrollado por Greenpeace Argentina, que analizó la calidad de los pozos de agua que se extienden en los 2.000 kilómetros cuadrados de la cuenca. Con ese dato a cuestas, sus activistas aprovecharon este lunes la conmemoración del Día Internacional del Agua para recordar que ya se cumplieron 20 meses del fallo de la Corte Suprema para sanear el Riachuelo, pero “hasta ahora no hubo intervenciones que incluyeran los 80 kilómetros que componen el curso de agua más contaminado del país”, dijo Juan Villalonga, director de campañas de la ONG que ayer por la mañana tiñó de verde las aguas del Riachuelo.
La acción fue realizada por el artista plástico Nicolás García Uriburu a la altura de la Vuelta de Rocha.
La elección de este artista no fue azarosa. En 1968 encabezó su primera acción de protesta contra la contaminación del agua con una gran “pintada” del Gran Canal de Venecia, Italia, durante la Bienal de Arte de ese año. Desde entonces, la paleta acuática de García Uriburu también denunció la contaminación del río Sena en París, el East River de Nueva York, el Río de la Plata, los puertos de Amberes, Niza, las fuentes de Trafalgar Square en Londres y la cuenca putrefacta del río Rin en Alemania.
Cuarenta y dos años después, la inocua paleta de pinturas fluorescentes colorearon la boca del Riachuelo para denunciar un estado de contaminación alarmante.
“Hace más de cuarenta años que intento dar una alarma contra la contaminación de ríos y mares, sigo denunciando la contaminación del agua, y la salvaje destrucción que hacemos de las reservas del planeta”, explicó García Uriburu.
EL ESTADO DEL ARTE. Para Greenpeace, todo el Riachuelo no ha detenido su proceso de deterioro. Un estudio de esa organización indica que de los 5 millones de personas que viven en los 2.000 kilómetros cuadrados de la cuenca, “se estima que más del 55% no posee cloacas y más del 35% carece de agua potable”.
En esa línea, Villalonga advirtió que ninguna intervención ambiental dentro del Riachuelo podrá funcionar sin metas fijas. “Por eso nos hemos puesto de acuerdo con todas las organizaciones que componen el Consejo de Seguimiento del Saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo para fijar una serie de metas para la próxima década”, explicó Villalonga. La más simple parece la más difícil. “En 2020 toda la población de la cuenca tiene que tener cloaca y agua potable: no es difícil hacerlo, y no se puede decir que falta plata, porque cada vez que hubo financiamiento, ningún gobierno lo utilizó”, recordó el ambientalista.
Las nuevas metas proponen terminar 2020 sin ningún vertido sobre el Riachuelo, la identificación legal de las 100 industrias que más contribuyen a la contaminación de la cuenca y la creación de un Registro Único Público de Emisiones de Sustancias Peligrosas para todo el sector industrial y de servicios.
“No son objetivos menores, pero si en esta década no tratamos de revertir la grave situación de contaminación de los 5 millones de habitantes de esa zona, será demasiado tarde”, recordó el ambientalista. Hay razones de peso: según la Organización Mundial de la Salud el 80% de las todas las enfermedades en países como la Argentina son causadas por la ausencia de agua potable y saneamiento.
Se calienta el debate por la basura
El debate por la incineración de basura en la ciudad se está calentando. Dos días después de que Crítica de la Argentina revelara que el gobierno porteño analiza reducir las 5.000 toneladas diarias de basura con hornos de plasma, la Coalición Anti Incineración, compuesta por más de 40 organizaciones vecinales y ambientales, le envió una carta al ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, para advertirle que “ese proceso está prohibido por la ley de basura cero”. En la comuna hay dos puntos de vista sobre este sistema. Fuentes del Ejecutivo confirmaron que el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y su jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, están a favor de incinerar, mientras que otros funcionarios están abiertamente en contra. La coalición ambiental le pidió a la comuna que anule todos esos planes. La última palabra la tendrá Macri.
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