En el día de ayer se celebró nuevamente el Día Mundial del Agua. Ayer Guillermo Lanfranco, gerente de Relaciones Institucionales de Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (ASSA), reflexionó sobre el valor del líquido elemento.
En ese sentido, reveló que en nuestra capital provincial, cada habitante consume unos 450 litros al día. Rosario, 550 litros. Son cifras mucho más elevadas de lo que indican los estándares internacionales, ubicados en los 200 litros diarios por persona. Asimismo dejó en claro que en las 15 ciudades en las que la empresa presta servicio, los números varían.
En cuanto a las responsabilidades, el encargado comunicó que se trata de una cuestión compartida entre el propio usuario que debe tener conciencia del uso y abuso y de la compañía en concientizar sobre la problemática de falta de agua.
Lo anteriormente señalado salió en diferentes medios de la Provincia.
Pero, en ninguno de ellos, se mencionaba cuánto le correspondía a Rafaela.
Es que, para nuestra ciudad, no hace falta un medidor, sino una calculadora. Es que Rafaela consume todo lo que le llega desde Esperanza y, de vez en cuando, todo lo que se le agrega desde la Planta de Osmosis Inversa local.
El acueducto que nace en la zona de la capital de Las Colonias tiene una capacidad máxima de 1.250 metros cúbicos por hora. Esto representa unos 30 millones de litros por día.
La Planta de Osmosis Inversa produce hasta un 25% más de agua que la que llega desde Esperanza, es decir, unos 7.500.000 de litros por día, dando un total de 37.500.000 litros por día. Un simple cálculo matemático nos da el resultado de 375 litros por día por persona (somos 100.000 los rafaelinos, haciendo números gruesos).
Ciertamente es mucho menos que Rosario o Santa Fe. Pero no nos demos por satisfechos: también es más que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Además, seguramente, si tuviéramos más a nuestra disposición, gastaríamos más. La prueba la dan ellos, que tienen el Paraná al lado y como lo desperdician. En otras palabras, no consumimos más porque no podemos.
La única ciudad ejemplo es Capitán Bermúdez, que no llega a 200 litros por persona por día. ¿Saben qué diferencia esta localidad de otras?
Allí desde hace 30 años tienen toda la ciudad con medidores. ¿Y si en lugar de rasgarse las vestiduras por el alto consumo, no se lo combate claramente invirtiendo en esto? Está claro que, con la concientización, no alcanza y, la mayoría de las veces, hay que afectar a la fibra más sensible del consumidor: el bolsillo. |
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