Cada vez se torna más difícil estar al día respecto de los grandes temas que determinan la calidad de vida de las personas.
La complejidad de la estructura y el funcionamiento de la sociedad hace harto difícil comprender la dinámica y naturaleza de los hechos. Por lo tanto, se complica sobremanera discutir y consensuar buenas soluciones para las mayorías.
No es casualidad que conceptos como "gobernanza" y "empoderamiento" estén incorporados al discurso, sabiendo que la clave de todo sigue siendo la participación social. En la teoría la situación está bastante clara, pero en los hechos no.
Las enormes asimetrías que se constatan en todas las sociedades se constituyen en barreras casi infranqueables. Este es el gran desafío de este tiempo.
Necesitamos contar con ámbitos de discusión e intercambio de información e ideas innovadoras para replantear el concepto de desarrollo sostenido. Porque la prosperidad económica que las coyunturas internacionales les han servido en bandeja a nuestros países en los últimos años, no ha servido para reducir aceptablemente las desigualdades sociales, ni para adoptar un paradigma de desarrollo que se acerque a la idea de sustentabilidad.
Como si ello fuera poco, continúa agravándose el deterioro de todos los ecosistemas, responsables de la vida en todas sus formas y de los ciclos naturales esenciales para que ella prospere.
Hablar de desarrollo sostenible significa referimos a la utopía de construir una sociedad con una buena calidad de vida para todos sus integrantes, y respetuosa de la naturaleza. Pero estamos muy lejos.
Quizás una de las explicaciones de tanto fracaso esté en la debilidad que presenta la democratización de la información. En tiempos donde parece madurar saludablemente la idea de participación social, gobernanza y empoderamiento, al mismo tiempo se reduce el acceso a la información relevante, la cual resulta esencial para promover novedosas instancias de distribución del poder entre amplios sectores de la sociedad.
Uno de los principales medios con que cuenta la sociedad para democratizar la información es el buen ejercicio del periodismo. Su alto impacto social obliga a tomarlo muy en serio.
Pero, como quedó en evidencia en el reciente III Congreso Brasileño de Periodismo Ambiental -único en su género en América Latina-, es evidente que los medios masivos de comunicación tienen mucho trabajo por delante.
Un punto clave de esa transformación tiene que ver con el aggiornamento y capacitación de los periodistas.
Es muy difícil ofrecer al público información relevante, clara y precisa si el comunicador no comprende bien el tema que trata. Es que hoy cualquier asunto debe ser abordado en su consideración global y holística. De lo contrario, sólo será una visión fragmentaria de una realidad compleja. Es preocupante el déficit en materia formativa.
Habrá que reaccionar con rapidez para garantizar que el periodismo cumpla con su responsabilidad de informar al público.
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