Los mares están formados por trillones y trillones de gotas de agua. Y también gota a gota se angostan los ríos y se secan los acuíferos. La gota del cuerito gastado, el hilito del depósito del baño, el chorro de la manguera, y otras formas de derroche son los malos hábitos reconocidos abiertamente por los habitantes del área metropolitana, según revela una encuesta reciente realizada por una universidad privada. Así, se gasta 10 veces más agua de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera razonable.
La empresa AySA estima en 500 litros diarios el consumo por habitante para usos domésticos, el mismo volumen que para usos industriales. La OMS, en cambio, establece en 50 la cantidad de litros de un consumo diario razonable. En ocasiones, el consumo domiciliario llega a 613 litros por día. "En Europa oscila entre 170 a 200 litros. Los nuestros son valores que a veces triplican los de otras culturas más organizadas en el tema ambiental", compara Mónica López Sardi, licenciada en química especializada en preservación de medio ambiente. López Sardi y Maricel Catáneo son las docentes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo que encararon con sus alumnos una encuesta a 1.126 personas residentes en la Ciudad y el Gran Buenos Aires, para conocer la actitud de los ciudadanos respecto del consumo y del cuidado del agua. Otros profesores y estudiantes del Departamento de Estadística colaboraron en la investigación.La gran mayoría se baña con la ducha, pero el 49% deja correr el agua durante todo el baño, en vez de abrir y cerrar el grifo según la necesidad. Lo mismo hacen cuando se lavan los dientes, y así se van 30 litros de agua con cada cepillada.
Otro tanto ocurre con la vajilla: el 59% no cierra la canilla hasta que no termina con el último plato, con lo que se malgastan otros 100 litros en cada lavada. Un número similar de vecinas y vecinos (50,75%) no gradúa el uso del agua durante la limpieza de la fruta y la verdura.
Nueve de cada diez personas cuenta con lavarropas. El 54,34% selecciona el programa corto según la suciedad de la ropa, el tipo de tela o de prenda. Pero el 41,68% utiliza habitualmente el programa más largo, lo que implica unos 100 litros por ciclo, frente a los 60 de los programas cortos.Con el baldeado de vereda sucede algo parecido: entre quienes lo hacen, casi el 43% mantiene la manguera abierta, por donde fluyen 1.140 litros por hora. Con el auto son un poco más cuidadosos: entre quienes tienen vehículo (6 de cada 10 entrevistados), el 31,26% lo lava en su casa y no cierra el grifo hasta el final. Resultado: 360 litros malgastados.La mitad de los consultados tenía plantas o jardín; de ellos, uno de cada dos las regaba de día, cuando desde AySA se pide hacerlo después de las 22, en que hay menor demanda de agua. "Eso prueba nuestra gran disposición a quebrar las reglas", comenta López Sardi. Además, una de cada cinco personas dijo tener canillas que pierden, lo que a la noche suma 46 litros.
De las personas encuestadas, el 45% tenía medidor de agua; sin embargo, no se registraron diferencias significativas en las respuestas. Tampoco las hubo entre vecinas y vecinos, ni por franjas de edades. Ni siquiera por nivel de instrucción, ya que el 45% de los consultados había terminado el secundario, y el 43% tenía terciario o universitario completo. "Prima la costumbre en todos los grupos –concluye la docente–. La mitad de la gente dice que cuida el agua, y la otra mitad dice que no la cuida. Y eso hace una diferencia significativa en el consumo".Frente a la falta de responsabilidad por parte de los habitantes de la región metropolitana, "haría falta una toma de conciencia de arriba hacia abajo, enviar un mensaje, hacer campañas educativas –reclama–. Estamos en una de las regiones más ricas del planeta en materia de aguas superficiales y subterránea, pero si no reaccionamos a tiempo, se nos va a acabar el recurso".
Antecedentes
Bahía Blanca. En emergencia hídrica desde agosto. En verano hubo restricciones para miles de habitantes. La empresa ABSA debió instalar cisternas y camiones aguateros en zonas afectados y se lanzó una campaña municipal para disminuir el consumo, prohibiendo el riego y el llenado de piletas. El problema se originó porque la única fuente de provisión, el dique Paso de las Piedras, había disminuido su cota por debajo del mínimo histórico por la sequía.
Córdoba. Desde los primeros días de octubre, los vecinos de Mendiolaza, Unquillo y Río Ceballos sufren cortes de agua rotativos para paliar la crisis hídrica. "De los 180 días que lleva la medida, hemos estado 96 sin agua. En algunos casos tuvimos que proveer en camiones y bidones", explicó el intendente de Mendiolaza, Daniel Salibi. Las situaciones más críticas fueron en las localidades que toman agua del dique La Quebrada.
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