El comportamiento de las aguas desbordadas del río Salado hacia su margen izquierda no deja de preocupar a la población añatuyense y a sus autoridades, quienes ayer concretaron una reunión con representantes de distintas entidades para delinear medidas que eviten su avance hacia la zona urbana.
“Nuestra preocupación no desaparece. Hoy por hoy la situación es estática, no ha mejorado gran cosa y los datos nos indican que en Suncho Corral el río se encuentra con una altura de cuatro metros y medio y que está en bajante, pero los bañados siguen funcionando como si no hubiera tal bajante, por lo que estamos analizando medidas para descomprimir hasta ver efectivamente la bajada”, explicó Ulloa.
De la reunión participaron representantes del Concejo Deliberante, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), de la Agencia de Desarrollo Regional Añatuya, el Obispado de Añatuya, la Subsecretaría de Obras y Servicios Público y productores de Suncho Pozo y Vinal Esquina.
De acuerdo con la situación graficada en el encuentro, las aguas que pasan el canal Rosso hacia ambas márgenes de la ruta 92 es la generadora de la tensión. Hacia la izquierda de la misma en dirección a Añatuya, existen inmuebles pertenecientes al Obispado de Añatuya en los que se encuentra el monasterio Madre de Dios. Allí hay una defensa en buenas condiciones, no sería suficiente si llegase más agua.
Entre las medidas que ejecutará Recursos Hídricos para descomprimir la descarga de agua a la margen izquierda del río, desviará el agua hacia el sur por el canal Rosso hasta el Ramal 1 y 2, donde además se reconstruirá un tramo de casi 400 metros de defensa para hacer que el agua llegue hasta los bañados existentes.
Con esas acciones estiman que el agua no llegará al Monasterio ni a Campo Rosso aunque sí podría afectar a familias de Suncho Pozo. “Es más fácil atender a dos o tres familias que una mayor cantidad de población existente en Capo Rosso”, fundamentó Ulloa.
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