Mientras el Gran Resistencia espera el pico de crecida del río Paraná para las próximas horas, ayer comenzaron a autoevacuarse varias familias la mayoría pequeños productores- que habitan en zonas ribereñas. Las zonas de Tres Bocas, en Puerto Vilelas, el club náutico de Barranqueras y Antequera son las más complicadas con el avance de las aguas.
En esos sectores hay caminos cortados, igual que la ruta que conduce hacia la Isla del Cerrito.
En las últimas horas del domingo y las primeras de ayer el río aceleró el ritmo de crecida. Tanto que los pobladores de las zonas recorridas por NORTE aseguraron que “el agua vino de repente”, y los tomó por sorpresa. Por eso, en las primeras horas del lunes, la mayoría comenzó a salir de sus viviendas e instalarse en zonas más altas, a la vera de los caminos que conducen hacia Tres Bocas, en Puerto Vilelas; hacia el puerto, en Barranqueras; y hacia Antequera.
Según datos brindados por Prefectura Naval Argentina, a las 11 de ayer el río Paraná llegaba a 6,30 metros en Barranqueras. En tanto que a las 4 de la mañana tenía 10 centímetros menos (6,20 metros). La onda de crecida y el alerta permanecerán -al menos- durante dos días más, cuando comenzaría una etapa estacionaria para luego iniciar el período de bajante. De acuerdo con las previsiones del Instituto Nacional del Agua (INA), el Paraná llegará a un pico máximo de 6,55 metros, marca que podría producirse este mismo jueves. Sin embargo, no alcanzará la marca del 25 de enero pasado, cuando llegó a 6,76 metros.
“Hoy ya se está planchando la crecida y esperamos que avance unos 10 centímetros más, como mucho. De todas formas, estamos muy pendientes de Yacyretá por el manejo del agua que puedan realizar”, comentó en diálogo con NORTE la arquitecta Cristina Magnano, titular de la Administración Provincial del Agua. Así también destacó que los datos que maneja el organismo, con sustento en las estimaciones del INA, indican una bajante sostenida del río desde Ita Ibaté hacia abajo.
La funcionaria también recordó que la señal de alerta por riesgo hídrico fue dada la semana pasada a Defensa Civil, a la Policía y a los municipios. Sin embargo, los pobladores se vieron sorprendidos por el avance de las aguas en la noche del domingo y la madrugada del lunes. Las lluvias agravaron el panorama y aceleraron la salida de varias familias de sus precarias casas. La situación era similar ayer en Barranqueras, Antequera y Puerto Vilelas. En la mayoría de los casos se trata de pequeños productores ganaderos establecidos en áreas bajas, quienes obligados por la llegada del río, deben salir hacia sectores más elevados, a la vera de los caminos.
“Creció de golpe”
“Anoche creció de golpe y la lluvia empeoró todo”, trazó Manuel Oviedo, padre de once chicos que viven en la zona del Club Náutico de Barranqueras y debieron establecerse cerca del camino asfaltado. Su casa, en la zona baja, quedó tapada por el agua y fueron pocas las cosas que pudieron rescatar. “Estamos esperando que se acerque alguien a ayudarnos. Necesitamos chapas, cobertores y mercaderías”, señaló, mientras aseguró que hasta ayer a la mañana ningún funcionario de Desarrollo Social de la provincia se acercó al lugar para evaluar la situación.
“Hace tres días el agua estaba a 40 centímetros de la barranca y ahora la tenemos adentro de nuestras casas. Salimos todos con lo puesto. No pudimos sacar casi nada porque el agua se vino de golpe”, comentaron por su parte Jorge, Oscar y Ramón, tres pescadores que sobreviven como pueden ya que el trabajo escasea. “Acá todos vivimos de la pesca y ahora casi nadie trabaja”, relataron.
Esa era ayer la situación en la zona del club náutico de Barranqueras, mientras al final del camino el agua amenazaba con seguir avanzando. Según los lugareños, eran alrededor de seis las familias que decidieron permanecer en sus viviendas pese al avance de las aguas.
140 familias aisladas en Vilelas
Las zonas conocidas como Tres y Cinco Bocas aparecen como las más afectadas por la crecida del Paraná. Los caminos que unen Puerto Vilelas con esos sectores presentaban ayer -al menos- tres cortes, según dijo a NORTE el secretario de Desarrollo Social del municipio, José González. Se trata de dos parajes en los que habitan unas 140 familias, la mayoría de productores agrícolas y ganaderos que quedaron aislados por la crecida y sólo podrán ser asistidos con la llegada de embarcaciones de apoyo.
“Esta vez el agua llegó de golpe. Hasta ayer por el domingo- el agua estaba lejos de las casas y anoche los agarró a todos por sorpresa”, trazó el funcionario comunal.
Más cerca del casco urbano, en los terrenos conocidos como “la ex Plomo” o Capellini Sur, unas 30 familias comenzaron ayer a abandonar sus viviendas y establecieron ranchos provisorios a la vera del camino asfaltado. “No quieren irse lejos de sus casas por miedo a los robos. Entonces se establecen cerca de la ruta”, trazó el funcionario. Una situación similar se vivía con las familias establecidas en la costa del Paranacito. “Nos llamaron y nos dijeron que ya quieren salir”, indicó González.
Comentó asimismo que la asistencia está organizada en conjunto entre el municipio y Defensa Civil para entregar chapas y cobertores, además de mercaderías. Además, para todos los afectados están preparados albergues, aunque son pocos los que realmente aceptan trasladarse hacia esos lugares.
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