La sequía pasó, aunque no en toda la provincia, y la crisis hídrica mantiene alguna huella en territorio cordobés. De todos modos, los registros de lluvias en los últimos meses en la provincia de Córdoba muestran que, salvo algunas regiones, el nivel de precipitaciones está en los promedios históricos.
La crisis hídrica que vivió Córdoba durante el verano -y que repercutió sobre todo en sus lagos- no se debió a un año menos lluvioso en general sino a que las precipitaciones fueron escasas en las cuencas altas de las sierras, que alimentan las vertientes, arroyos y ríos que terminan en los lagos.
Entre octubre y enero las lluvias fueron menores al promedio habitual, salvo en algunas zonas del sur. Pero sobre todo fueron reducidas en las sierras y el norte cordobés.
En la zona serrana se recuperó mucho el nivel entre febrero y abril. Pero en el norte provincial no, y por eso los lagos Cruz del Eje y sobre todo Pichanas siguen afectados por niveles de bajantes inusuales, mientras que los demás lucen ya casi normales.
El meteorólogo Mario Navarro, desde su observatorio en Salsipuedes, lleva un registro detallado de las lluvias en cada punto del territorio cordobés. Y su mapa de lluvias muestra esas y otras conclusiones.
Norte y sur, distintos. En el norte llovió entre diciembre y abril entre 430 y 474 milímetros, que representan entre un 30 y 40 por ciento menos que el promedio histórico de la última década, según Navarro.
En los departamentos Cruz del Eje y Minas llovió en ese lapso 410 milímetros, cuando la media esperable es 525. Allí, la sequía aún hace estragos.
En la otra punta del mapa, y de la situación, está el sur y el sureste cordobés. En general, llovió en esa región unos 150 milímetros más que los 780 de su promedio histórico para esta época. Aunque, un manchón más seco muestra una zona ubicada entre Río Cuarto, Berrotarán y General Cabrera, donde pareció haber un paraguas que hizo que estuviera bastante por debajo -significativos 200 mm.-del resto del sur cordobés.
En el centro provincial -zona de Villa María y Río Tercero-los registros de Navarro marcan niveles de lluvias normales para la época, similares a los de la última década, tomando desde diciembre a abril.
Sobre la ciudad de Córdoba, el meteorólogo distingue una llamativa diferencia. Sólo midiendo las lluvias de este año, en el centro suman 455 mm. pero en el norte (la zona del aeropuerto) el registro se eleva a más de 600 mm.
Sierras, más y menos. En las sierras llovió menos en la cuenca alta que en la baja. "Y ese fue un factor gravitante para que los lagos tuvieran una bajante histórica de la que empezaron a recuperarse en febrero", señaló Navarro. Por ejemplo, en las Sierras Chicas cayeron 914 mm. en los últimos cinco meses en la zona baja, frente a los 646 sumados en la alta.
El dique La Quebrada, ubicado en esa zona, fue un ícono de la crisis hídrica el verano pasado. Aún no está del todo recuperado (le restan cinco metros para llegar al vertedero) pero elevó su nivel 15 metros desde mediados de febrero, cuando marcó el punto más bajo de su historia que tiene más de tres décadas.
También la zona de las Altas Cumbres y la parte más alta de Punilla recibieron menos agua de lo habitual. En los cerros de Calamuchita, en tanto, llovió mejor en la cuenca alta (desde febrero) y por eso sus ríos y lagos, como Embalse, Piedras Moras y Los Molinos, se recuperaron antes que los demás de Córdoba y están hoy en el nivel esperable para esta época.
Muy temprano para arriesgar pronósticos
¿La próxima primavera será tan seca como la anterior? Los especialistas dicen que hay que esperar para pronosticarlo.
¿Hay elementos a esta altura del año para pronosticar si la primavera de 2010 será tan seca como la de 2009, principalmente en las sierras cordobesas?
La respuesta a ese interrogante servirá para contestar si hay chances de que se repita la crisis hídrica en media provincia por falta de lluvias previas al verano en la zona donde se "fabrica" el agua que alimenta a ríos y baja a los lagos.
El meteorólogo Mario Navarro considera al respecto que recién en agosto, cuando el invierno inicie su retirada, se podrían tener más herramientas de análisis para un establecer un pronóstico más certero de lo que sucederá desde octubre en adelante.
Causas. La crisis hídrica del verano pasado se debió, sobre todo, a la falta de lluvias en la cuenca alta de las sierras cordobesas.
Un elemento crucial, sobre el que muy poco se hizo en la provincia de Córdoba hasta ahora, es promover que las serranías tengan la mayor cantidad posible de cobertura vegetal.
Los especialistas explican que sólo con verde el suelo absorbe el agua, y actúa como una esponja para distribuirla luego entre las vertientes, los arroyos y los ríos, durante todo el año. Sin vegetación, el agua sólo corre y erosiona el día que llueve, y nada queda en el "tanque". |
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