La exportación de tecnología es un negocio rentable y un factor estratégico del desarrollo industrial. En INVAP, la mayor empresa de producción de sistemas tecnológicos complejos del país, la ciencia y el rendimiento se dan la mano en una sinergia constante. Constituida como una Sociedad del Estado propiedad de la provincia de Río Negro, es desde hace casi 40 años un símbolo de productividad en el rubro tecnológico. Y en los últimos años logró una presencia internacional muy destacada en el campo de la tecnología nuclear; de hecho, la venta a Australia de un complejo reactor atómico constituyó la mayor exportación de una planta de alta tecnología, llave en mano y al contado, en la historia argentina. Héctor Otheguy, gerente general y CEO de INVAP, dialogó con Ámbito Nacional y habló de los proyectos en marcha y trazó un análisis del sector tecnológico y científico nacional.
Periodista: ¿Qué ofrece INVAP a los profesionales y a los científicos para que se sientan atraídos y no anhelen el mercado internacional?
Héctor Otheguy: Ofrecemos oportunidades de desarrollo personal y profesional. Es un espacio ideal para aquellos a los que no les gusta lo rutinario porque se piensa siempre en el desarrollo de un proyecto. INVAP es una empresa de proyectos que, además, brinda posibilidades muy concretas de salir al exterior. Atrae muchísimo representar al país cuando hay lógicamente un acompañamiento empresario y oficial. Han mejorado los salarios y eso permite que los que se fueron vuelvan y los que se quedan estén conformes.
P.: ¿Qué profesión hay que tener para sumarse a la empresa?
H.O.: Todas las ramas de la ingeniería, porque somos una empresa de tecnología que desarrolla complejos proyectos multidisciplinarios. INVAP es la única empresa de un país no industrializado que exporta tecnología nuclear. Integramos tecnologías y las que no están disponibles, las desarrollamos.
P.: ¿Cuáles son las áreas más desarrolladas?
H.O.: Las áreas espaciales, nucleares y de radares.
P.: ¿En qué se diferencia INVAP de un grupo científico?
H.O.: Lo que nos diferencia de un grupo científico es que una empresa pide presupuesto por el producto, se fija un precio y un plazo de entrega, y determinado objetivo de calidad y prestación. Nuestro rol es terminar con un producto y brindar un servicio.
P.: ¿Tienen vinculación con organismos oficiales de investigación?
H.O.: Existe una total y permanente sinergia con todo el sistema nacional de ciencia y tecnología, porque nosotros venimos de ahí. El grupo fundador viene de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Mantenemos una relación muy intensa. Muchas veces, cuando requerimos ciertas especialidades que no las tenemos dentro de la empresa, las tomamos de institutos y organismos nacionales o provinciales.
P.: ¿Por ejemplo?
H.O.: En el caso de los reactores nucleares, el corazón que los hace funcionar es un elemento combustible que lo fabrica la Comisión de Energía Atómica. Entendemos el lenguaje de los científicos y ellos entienden lo que son los plazos empresarios. INVAP es la punta de un iceberg, es lo que se ve, pero a veces genera celos. La punta es lo más chico; lo que está por debajo es lo más importante.
P.: ¿Qué hace que INVAP se sostenga en el tiempo en un rubro tan complicado?
H.O.: Nuestra capacidad de gerenciamiento nos permite competir con las mejores empresas del mundo. Todo es confiable y anda bien.
P.: ¿Cuáles son los próximos objetivos espaciales?
H.O.: Estamos en la fase final del cuarto satélite SAC-D Aquarius, que permite observar la salinidad de los océanos, el clima y el medioambiente. Es un instrumento para entender mejor lo que pasa. Es un proyecto de colaboración entre la CONAE y la NASA que desarrolla INVAP.
P.: ¿Cuál es la capacidad «espacial» de la Argentina?
H.O.: Es importantísima. Fíjese que la NASA, la mayor agencia espacial del mundo, confía un instrumento en un satélite íntegramente montado en la Argentina.
P.: También hay mucho desarrollo en el área satelital.
H.O.: Sí, estamos trabajando mucho en satélites comunicacionales que estarán listos para fines de 2011. El ARSAT-1 es el primer satélite geoestacionario de la flota argentina del Programa SSGAT (Sistema Satelital Geoestacionario Argentino de Telecomunicaciones). Va a reemplazar al Nahuelsat, con una inversión cercana a los 250 millones de dólares.
P.: ¿Y en cuanto a la política de radares?
H.O.: Estamos desarrollando radares para control de tráfico aéreo y hacia fines de 2011 habrá cerca de 32 radares para todo el tráfico aéreo del país. También estamos trabajando en un radar de defensa para detectar cualquier objeto que vuele, quiera o no ser detectado.
P.: ¿Cree que los científicos tienen hoy el lugar que se merecen?
H.O.: Estamos viendo que desde hace 5 o 6 años el científico ha sido revalorizado, de la misma manera que se revalorizó la producción nacional. Se revalorizaron los salarios y el Estado dispuso como nunca recursos para proyectos específicos. La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología ha sido fundamental. Esperemos que esta tendencia se instale como política de Estado.
P.: El país es desde hace 60 años un referente en la producción de energía atómica...
H.O.: Sí, claro, y eso se sostiene gracias a una tradición de manejo responsable de esta tecnología. La Argentina está muy bien posicionada en energía nuclear. Tiene un rol importante a nivel mundial y los empresarios acompañamos con un compromiso de respetar los usos pacíficos para que no haya terrorismo.
P.: ¿Es la Argentina hoy un referente de exportación tecnológica regional?
H.O.: Está camino a serlo. Lo que era motivo de licitaciones internacionales ahora se hace aquí por el mismo precio y con mantenimiento a cargo de mano de obra local. Se puede pensar en exportar a partir de mostrar que, por ejemplo, en el caso de los reactores nucleares, funcionan y muy bien. El Gobierno utiliza su poder de compra en empresas nacionales y eso permite satisfacer la demanda local dando trabajo y desarrollo y, a su vez, se crea la base para exportar. Esto puede reconvertir el país agrícola-ganadero para posicionarnos como una potencia tecnológica de Latinoamérica.
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