Todavía presumían con su pavimento reluciente cuando aparecieron los primeros hilos de agua humedeciendo el hormigón. En pocos días, los vecinos vieron cómo un tramo de Crisóstomo Alvarez al 1.800 se convertía en un verdadero arroyo que transportaba líquido cristalino en forma permanente. Pasaron cuatro meses desde entonces. Hicieron decenas de reclamos. Nada cambió. Para cruzar la calle siguen arremangándose los pantalones y sorteando charcos.
José Diego Zelaya, vecino y propietario de un comercio de la cuadra, se agarra la cabeza cuando observa el constante derroche de agua potable. "El derrame comenzó cuando se realizó la repavimentación de la calzada, y se dañaron las cañerías", explica. Este aficionado al ciclismo expresó su preocupación porque, cuando recorre la ciudad en su bicicleta, detecta que el problema en su cuadra no es el único de este tipo. "Cada vez se ven más calles llenas de agua a causa de roturas de caños", comenta. Sin ir muy lejos, camina 50 metros hasta la puerta de un edificio ubicado en la mitad del pasaje Garibaldi y muestra otra afloración de líquido transparente. En ese lugar, el derrame ya provocó hasta el hundimiento del asfalto.
Relevamiento
La historia de Zelaya no es aislada, según reconocen los funcionarios de la Municipalidad capitalina y los especialistas de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT). Las cañerías que transportan el agua potable y las del sistema de cloacas en la capital presentan, cada día que pasa, más inconvenientes, y los operarios no dan abasto para solucionar la gran cantidad de reclamos.
Los números que maneja la Secretaría de Obras Públicas municipal revelan un problema que avanza silencioso y oculto debajo de la ciudad. Se calcula que el 30% de las cañerías es obsoleto; es decir, ya cumplió su período de vida útil y debe ser reemplazado. En el relevamiento que realiza el municipio en forma permanente por las calles se detectaron unas 200 pérdidas de agua potable.
Estos informes son remitidos por la Municipalidad a la SAT en forma constante. De acuerdo con el convenio firmado por ambas instituciones, ante cada denuncia la empresa prestataria del servicio tiene un plazo de 15 días para reparar el daño, informaron fuentes oficiales.
Sin embargo, estos términos no siempre pueden cumplirse. Atilio Belloni, subsecretario de Obras y Servicios Públicos de la capital, explicó que la demanda de arreglos es muy grande y que no se trata de trabajos sencillos, puesto que muchas cañerías son viejas. "Es un problema que nos supera, porque la creciente explotación demográfica está saturando la red. Esto queda al descubierto siempre que hacemos obras de mantenimiento y reparación de calles. Cuando abrimos, vemos el daño en las cañerías", describió.
La Municipalidad también ha detectado constantes rebalses de la red cloacal, debido a su saturación. Adecuar la infraestructura a la demanda no es una tarea sencilla, pero que se deberá hacer indefectiblemente según Belloni. Para llevar a cabo las obras, deben romperse las calles y cambiar las cañerías por otras de un diámetro mayor y de material más resistente.
Las pérdidas de agua potable y de aguas servidas no sólo ocasionan molestias a los vecinos y a los automovilistas.
En el caso de los derrames cloacales la situación es grave porque conforman verdaderos focos infecciosos y significan un problema de salud pública. "Además, deterioran en forma alarmante el pavimento", advirtió el funcionario.
Aunque no se sabe cuántos litros de agua se derrochan por las roturas, la cifra es preocupante, señala. Calles inundadas y complicaciones en el tránsito aparecen en el centro de los reclamos. Muchas veces hasta se convierten en denuncias policiales. "Sabemos que los plazos de la SAT para reparar algunas pérdidas de agua suelen ser muy largos, así que muchas veces el municipio termina por hacerse cargo de las refacciones. Lo que nos interesa es solucionar el problema al vecino", finalizó Belloni.
Propuesta
"Tenemos suerte de no sufrir una epidemia en la provincia como consecuencia de la gran cantidad de pérdidas cloacales que llevan meses en la ciudad", disparó el concejal José Luis Avignone, quien solicitó al intendente de la capital, Domingo Amaya, que rescinda el convenio con la SAT por las "masivas y no corregidas pérdidas de aguas servidas y líquidos cloacales".
El edil acompañó el requerimiento con un estudio realizado por la Dirección de Obras Públicas de la Municipalidad, en el que se constataron 382 de estos problemas en la ciudad en el transcurso de nueve meses: la mayoría son pérdidas de agua en la calzada.
"Propongo que se haga un nuevo convenio con la SAT a fin de que la empresa solucione más rápidamente los problemas y para que se haga un estudio de fondo que determine por qué ocurren tantas roturas que, además, están perjudicando todas las obras de pavimentación", remarcó.
Lugares con pérdidas cloacales
Corrientes al 2.900
Viamonte al 2.200
Ecuador al 4.700
Avenida Mate de Luna y Patricias Argentinas
Viamonte e Italia
Inca Garcilaso al 1.800
San Lorenzo al 4.600 |
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