La ciudad ha crecido de espaldas al Canal Beagle; quizás, uno de nuestros mayores y valiosos recursos. Construcciones que nos quitan perspectiva, contenedores que se levantan como murallas, basurales clandestinos, rellenos ilegales, junto a otras irregularidades, son la constante de la relación entre Ushuaia y su costa.
Como el medio ambiente no corta calles, no quema neumáticos y no tiene actitudes patoteriles, pasa, como ya es costumbre, a un segundo plano dentro de la agenda pública. Bosque nativo y mar padecen las mismas consecuencias.
El ambiente no vota ni reclama. Se enferma, al extremo como el Riachuelo, y sólo allí – cuando tarde– los responsables comienzan a intervenir. Cuando tarde.
En nuestra vecina Río Grande tuvieron que plantear una acción judicial para que el Estado ocupe el rol que natural y legalmente le corresponde.
Aquí, en Ushuaia, sucedió un fenómeno muy singular: distintos integrantes de la comunidad –públicos y privados, autoridades y vecinos– trabajan conjuntamente con el enorme desafío de aprender a organizarse para recuperar la costa como un espacio común a todos. El objetivo de este populoso grupo es proyectar el recupero de ese extraordinario recurso natural y requiere, por lo menos, de dos niveles de organización. Uno costero, que planifique y regule la utilización de la costa, y otro marítimo, que implique la autorregulación de las actividades económicas y deportivas en las aguas del Canal. En esto, el Concejo Deliberante de la ciudad está dando un ejemplo de compromiso institucional. Lo mismo hace el Diario del Fin del Mundo, desde su rol de medio de comunicación. Biólogos del Conicet, con la calidad humana y profesional de Oscar Amín, Laura Comoglio y el resto del joven equipo que forma ese valioso laboratorio, dejó de trabajar en soledad y realiza un aporte invalorable al proceso de recupero costero.
En está línea, dos iniciativas que se están conformando en paralelo y de forma complementaria tienden a dar un vuelco regenera-tivo sobre la relación entre la ciudad de Ushuaia y las aguas que la rodean.
La instrumentación del proyecto denominado "Distintivo Onashaga" es una acción concreta que lleva adelante el Ushuaia Bureau, a partir de una iniciativa que desde hace varios años han venido impulsando los integrantes del "Compromiso Onashaga", un nucleamiento de guías de turismo, docentes, profesionales y técnicos locales vinculados a las temáticas ambiental y turística. El objeto del proyecto es diseñar e instrumentar un programa de calidad a ser aplicado por los operadores que desarrollan su actividad en el Canal, con arreglo a principios de sustentabilidad y de preservación del ambiente y sus recursos.
Complementariamente, numerosas organizaciones sociales, privadas y públicas se encuentran trabajando en la elaboración de un Plan de Manejo Integrado Costero y, de esta manera, comenzar a utilizar las playas de Ushuaia sin producir contaminación evitable. Se trata de un segundo compromiso, en donde se busca actuar conjuntamente para recuperar la playa como un espacio de recreo para los vecinos de la ciudad y un ámbito de desarrollo respetuoso para las distintas especies marinas que viven y visitan las aguas cercanas.
Son dos procesos distintos y complementarios que invitan a la comunidad de Ushuaia a sumarse como un actor central de cambio.
Nadie dejará de contaminar por nosotros y no es posible un inspector municipal en cada metro costero.
El bicentenario también puede ser el año en que Ushuaia comenzó a vivir de frente al mar. |
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