Mientras el derrame de petróleo en el Golfo de México sigue expandiéndose hacia las costas del sur estadounidense, una investigación periodística reveló que el Departamento del Interior autorizó la explotación de British Petroleum (BP), aun cuando no tenía un plan de contingencia en caso de una explosión en la plataforma marítima. La noticia se conoció al mismo tiempo que las autoridades norteamericanas informaban que la gigantesca mancha negra había alcanzado por primera vez tierra. Llegó a la playa de una pequeña isla desierta, que está a apenas 45 kilómetros de la costa de Luisiana.
La empresa BP intentó contrarrestar la alarma causada por la imagen de esa playa anunciando la llegada de una cúpula de acero gigante al lugar donde se hundió la plataforma Deepwater Horizon hace casi dos semanas. La construcción de 12 metros de altura y 113 toneladas debe taponar, a 1500 metros de profundidad, el principal orificio del yacimiento, de donde brota entre el 80 y el 85 por ciento del crudo derramado. Pero a pesar del optimismo de la empresa, el llamado tapón recién estará listo para sellar la fuga el fin de semana.
Para entonces el derrame estará en la costa o a sólo unos kilómetros. La presión para encontrar una forma de frenar un potencial desastre ecológico es cada vez más fuerte en Estados Unidos. Por eso, la denuncia del Post y AP no hizo más que avivar el clima de tensión. Según sendos informes, el Servicio de Control de Minerales (Minerals Management Service), organismo dependiente del Departamento del Interior, le concedió a la petrolera británica una “exclusión categórica” a los requisitos legales, dictados por la Iniciativa Nacional de Medio Ambiente. Esa ley obliga a las empresas a presentar planes de contingencia en caso de accidentes o derrames. En el momento del hundimiento de su plataforma, BP no tenía ningún plan de emergencia |
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