En el ámbito del Instituto Nacional de la Leche (Inale), gremiales lecheras y del MGAP están concluyendo una contrapropuesta para presentar a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) que tiene que ver con la reglamentación ambiental que regirá en el país que y se aplicará a los tambos.
En la administración anterior se elaboró una normativa que fue calificada, por gremialistas del sector, como muy restrictiva y que generaría problemas de habilitación a muchos tambos en el país. Ante la inminencia de la puesta en práctica de las nuevas normas, gremiales lecheras y MGAP hicieron gestiones para dilatar la aplicación de la norma. En la ocasión se estableció que el propio sector lechero, en el ámbito del Inale, elaborará una contrapropuesta para presentar el Ministerio de Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
Técnicos del Proyecto de Producción Responsable del MGAP han definido en más de una ocasión, que algunos tambos que vierten sus efluentes a cursos de agua contaminan tanto como una pequeña población. El referido proyecto tuvo como una de sus prioridades los planes que comprendían acciones y obras para corregir el problema de los efluentes en los tambos.
Según pudo saber LA REPUBLICA, la contrapropuesta que presentarán las gremiales lecheras está casi lista, y aunque aún no ha sido aprobada se ha avanzado mucho en un tema que los productores consideran de vital importancia.
La propuesta de las gremiales reconoce la necesidad de de reglamentar sobre el tema, se mantendrían las medidas de contralor anunciadas, pero se generaría una matriz de riesgo ambiental. Esta sería una especie de escala que mida el riesgo que cada tambo en particular genera en su ambiente, y que tome en cuenta, entre otros aspectos, la ubicación del tambo en relación a los cursos de agua que abastecen a la población, el número de vacas del predio y otros aspectos técnicos que definan cuáles son los establecimientos con mayor riesgo ambiental. Estos deberían ser los primeros a considerar, dando tiempo al resto de los productores lecheros, para que puedan acogerse a las exigencias en materia ambiental.
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