En un intento desesperado por controlar el desastre ecológico que soportan las costas del Golfo de México a raíz de la pérdida de petróleo de la plataforma submarina de British Petroleum, los ingenieros y especialistas de la empresa colocaron una enorme caja sobre el pozo abierto para frenar el drenaje.
Una cuadrilla de robots submarinos, con cámaras, logró ubicar la gigantesca caja de 100 toneladas de granito y acero en posición sobre el pozo en el lecho oceánico. Luego, los trabajadores dieron los toques finales para llevar el receptáculo hasta la abertura y así evitar que siga despidiendo petróleo al mar.
"Esencialmente equivale a tomar un edificio de cuatro pisos, hacerlo descender 5.000 pies (1.500 metros) y colocarlo sobre la cabeza de un alfiler", explicó el vocero de BP, Bill Salvin.
Si la operación funciona bien, la caja, después de taponar el pozo abierto, canalizará hasta un 85% del petróleo filtrado por medio de tubos hasta un buque cisterna en superficie.
Nunca se había intentado esta operación a tanta profundidad, donde la presión del agua es suficiente como para aplastar un submarino. Si bien ya hicieron descender la campana metálica sobre el pozo, aún quedan varios detalles para ajustar en un proceso que puede llevar varias horas.
A esa profundidad la oscuridad es total, pero los especialistas están trabajando con la iluminación que dan los faros de los robots.
A unos 400 metros del pozo están los restos de la plataforma submarina Deepwater Horizon, que era alquilada por BP y que estalló el 20 de abril a 80 kilómetros de las costas y mató a 11 trabajadores. Desde entonces el pozo abierto ha estado despidiendo unos 200.000 galones diarios en el mayor desastre desde el derrame del Exxon Valdez en Alaska en 1989.
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