Mientras miles de litros de petróleo siguen brotando cada día de un pozo sin control en el fondo del Golfo de México, la enorme cúpula que la petrolera British Petroleum había planeado usar para frenar el derrame permanecía ayer inservible en el suelo marino, envuelto en cristales de hielo.
El primer intento de frenar el derrame falló ayer cuando, a cientos de metros de profundidad, cristales de hielo taponaron el pico que corona el domo (algo así como un embudo dado vuelta) y ahora el plan está en duda.
La cúpula quedó posada en el suelo marino a más de un kilómetro y medio de profundidad y a apenas unos cientos de metros del pozo, mientras espesos manchones de alquitrán alcanzaban las playas de arena blanca de Alabama, en una nueva señal de que la situación empeora.
Los equipos de emergencia demoraron casi dos semanas en construir la pieza de acero y concreto y tres días en trasladarla a 80 kilómetros de la costa (50 millas) y bajarla hasta el pozo, pero la temperatura de las aguas es demasiado baja.
Directivos de BP no descartaban que se pueda cerrar el pozo con un domo de contención, sea el ya usado u otro que se está armando, para que capture el crudo y lo canalice a un barco cisterna. Sin embargo, dijeron que pasarían días antes de que puedan hacer otro intento.
"No diría que ya falló", dijo el jefe de operaciones de BP, Doug Suttles. "Diría que lo que intentamos hacer... no funcionó''.
El incendio y posterior hundimiento, el 22 de abril, de una plataforma petrolera gestionada por British Petroleum en el Golfo de México está provocando un desastre ecológico en Estados Unidos. La semana pasada, BP se comprometió a cerrar la fuga de petróleo y pagar los gastos.
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