Las tres compañías involucradas en el manejo y mantenimiento de la plataforma petrolera que explotó el 20 de abril en el Golfo de México -BP, Transocean y Halliburton- se acusaron mutuamente en una audiencia parlamentaria de estar detrás de la falla que provocó el gigantesco derrame de crudo en esa zona.
La británica BP manejaba la plataforma que era propiedad de la suiza Transocean. La estadounidense Halliburton estaba a cargo del cemento y acero que encajonaba el pozo en el fondo del mar.
El presidente de la filial estadounidense de BP, Lamar McKay, sostuvo que las válvulas de seguridad, que eran responsabilidad de Transocean, "por razones que todavía no entendemos, no funcionaron". Pero el jefe ejecutivo de Transocean, Steven Newman, aseguró que su empresa "no se encuentra detrás de la causa principal de la explosión" y señaló como responsable a la firma que debía garantizar la protección de cemento, Halliburton.
Las discusiones entre los tres representantes forzaron un llamado de atención de la senadora republicana Lisa Murkowski, presente en la audiencia: "Les recuerdo a ustedes tres que estamos todos juntos en esto".
Finalmente, BP se hizo responsable de los daños causados por el derrame y anunció que indemnizará a los afectados por más de US$ 75 millones, el máximo que establece la ley.
Actualmente algunos legisladores consideran que el monto máximo es muy bajo y propusieron subirlo a 10.000 millones de dólares. Interrogado sobre la posición de BP sobre esa propuesta, McKay se negó a comentarla y dijo en su lugar que "nosotros somos la parte responsable (...); pagaremos por todas las demandas legítimas" e insistió en el hecho de que el tope de "75 millones de dólares no iba a ser tenido en cuenta".
Agregó que BP ya había indemnizado hasta 1.000 demandantes, "pescadores la mayoría", cuyos medios de subsistencia están amenazados por la marea negra.
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