Los sedimentos acumulados en el puerto impiden el atraque de buques a plena capacidad, aunque Recope tiene que pagar el viaje como si vinieran cargados de combustible, lo cual encarece los fletes.
O, en su defecto, deben traer barcos más pequeños, lo que también aumenta el costo del transporte.
La Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) reconoció que eso le cuesta al país $3,4 millones al año. Al considerar que el dragado lleva cinco años de atraso, ese monto se eleva a $17 millones.
A su vez, los mayores costos en los fletes se trasladan al precio final de cada litro de gasolina o diésel que pagan los consumidores.
En el 2005 la Refinadora promovió una licitación pública urgente para el dragado del muelle, pero la contratación fracasó.
La gerencia de Proyectos y Comercio Internacional de la Refinadora informó de que la Contraloría General de la República ya les autorizó una contratación directa para el dragado del puerto.
“En estos momentos se está revisando el cartel de contratación para publicarlo a finales de mayo y tener adjudicada la contratación en noviembre”, informó la gerencia, vía correo electrónico.
Jorge Villalobos, presidente ejecutivo de la Refinadora, calificó el dragado del muelle como una de las tareas urgentes que deberá atender luego de asumir la dirección de esa empresa, este 8 de mayo.
“Ese dragado es prioritario. Recope lo contrató, la empresa incumplió , se atrasó y no se pudo dragar todo. Eso le ha costado mucha plata al país”, comentó.
Viejo mal. El muelle petrolero de Recope se construyó con 14 metros de profundidad, pero con el terremoto de Limón, en abril de 1991, perdió 1,5 metros.
Además, el río Moín que desemboca cerca de la dársena del Puerto arrastra cada año unos 50.000 metros cúbicos de sedimentos. Esta acumulación de materiales ha hecho que hoy la profundidad del muelle sea inferior a 10 metros, lo cual reduce su eficiencia.
Se estima que, en la actualidad, es necesario remover aproximadamente 1,2 millones de metros cúbicos de sedimentos.
La primera limpieza del muelle se hizo en 1994 y se recomendó que la próxima debía realizarse en el 2004, pero no se concretó.
En tanto, la contratación que Recope hizo en el 2005 fracasó.
El trabajo fue adjudicado a la empresa colombiana Dragados Hidraúlicos S. A., por $5 millones. Del monto adjudicado se ejecutó un 34%, pero de eso solo un 25% corresponde a material dragado (385.848 metros cúbicos).
El resto del monto ejecutado se invirtió en obras provisionales, desmovilización de equipo, permisos municipales y gastos legales.
Según el contrato, la compañía colombiana tenía 180 días naturales para concluir la limpieza.
Debido a atrasos en el refrendo del contrato, el plazo empezó a correr el 16 de julio de 2007 y luego enfrentó múltiples tropiezos.
Esa misma empresa fue contratada por la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) para la limpieza de los muelles de Limón y Moín.
Naufragó. En diciembre de 2007, cinco meses después que la empresa colombiana asumiera sus labores, encalló la draga Cattleya, usada para remover los sedimentos.
En esa oportunidad, un fenómeno climatológico empujó la nave hasta la costa y la estancó en las arenas de playa Moín.
La contratista se llevó la maquinaria a Colombia para una reparación que tardó nueve meses.
El segundo incidente ocurrió en noviembre de 2008, casi un año después, cuando el fuerte oleaje arrastró la draga hacia la playa.
Las diferencias con la firma colombiana por el incumplimiento de los trabajos llevaron a Recope a tramitar la resolución del contrato.
Además, la Refinadora planteó un resarcimiento por daños y perjuicios, pero no precisó el monto.
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