Científicos estadounidenses han encontrado enormes columnas de petróleo bajo la superficie del Golfo de México, que están acabando con el oxígeno a su alrededor, lo que supone una amenaza para la vida marina, según informaron hoy
Las columnas no son visibles en las imágenes de satélite que ha usado el gobierno para evaluar el volumen de petróleo que sale del pozo, lo que podría indicar que el vertido es mayor que lo calculado oficialmente.
Una de esas acumulaciones de crudo tiene una extensión de 16 kilómetros de largo por 5 kilómetros de ancho, según los expertos, que trabajan desde el buque de investigación "Pelican" (Pelícano).
El nivel de oxígeno en algunas zonas cerca de esas columnas ha caído un 30 por ciento y sigue bajando, de acuerdo con sus cálculos.
Los científicos, del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Submarina y otros centros de investigación, creen que el uso de productos químicos para dispersar el petróleo puede ser el responsable de las columnas, al haber diluido el crudo y retrasado su ascenso a la superficie.
British Petroleum está inyectando esos productos en el foco del vertido, situado a 1.500 metros de profundidad.
Doug Suttles, el jefe de operaciones de BP, dijo el sábado en una rueda de prensa que el procedimiento "parece estar funcionando", puesto que se ha reducido el volumen de crudo en la superficie.
Esos compuestos químicos diluyen el petróleo en pequeñas gotas, lo que facilita su absorción por micro-organismos marinos.
El crudo lleva escapando al Golfo de México desde el 20 de abril, cuando una explosión destruyó la plataforma petrolera Deepwater Horizon y mató a once trabajadores.
El gobierno de Estados Unidos ha calculado que del pozo salen unos 5.000 barriles de petróleo al día, pero algunos científicos que han analizado las imágenes de la fuga calculan que el volumen real podría encontrarse entre los 25.000 y los 80.000 barriles al día.
BP pagará la factura
La explosión de una plataforma petrolífera en el golfo de México, propiedad de British Petroleum (BP), podría provocar una de las mayores catástrofes ecológicas de la historia. El presidente Obama ha declarado que la compañía BP pagará la factura del desastre, y la compañía ha confirmado que correrá con las indemnizaciones correspondientes y con los costes de limpieza del vertido
Ahora bien, si después de estas declaraciones no hay un mea culpa y un propósito de enmienda por parte de la Administración norteamericana y de la empresa BP, podríamos sacar la conclusión de que a una empresa poderosa, ante accidentes como el que nos ocupa, le sale más a cuenta pagar la factura de los daños que poner los medios para evitarlos.
Pero la responsabilidad de un desastre de estas características, que provoca daños ecológicos incalculables, no puede eludirse con el reparto de unos cuantos millones de dólares. Dólares que, al final, terminaremos pagando todos los ciudadanos con una simple subida del crudo.
Ante desastres de esta naturaleza -quizá delitos ecológicos-, hay que decir alto y claro que las causas de los mismos son la consecuencia de la falta de normas y controles por parte de los Estdos y de la avaricia e irresponsabilidad de algunas empresas.
¿Cómo es posible que se diga que harán falta entre 60 y 90 días para sellar el pozo que está vertiendo al mar millones de litros de petróleo al día? ¿Cómo es posible que una compañía de esta envergadura no tenga la tecnología y los medios necesarios para sellar el pozo en unas cuantas horas? Estoy a favor del progreso, pero sólo si lo sabemos controlar. De no ser así, no me interesa; y a nuestro planeta, tampoco.
Obama abronca a las petroleras por el vertido
Reprocha al sector su "íntima" relación con los reguladores
El presidente americano dio ayer rienda suelta a un enfado que puede que lleve acumulando cerca de un mes. Si empezó su comparecencia ante la prensa con su habitual calma y su tono didáctico, Obama fue encendiéndose para acabar abroncando a las compañías petroleras, a las que acusó de haber dado "un espectáculo ridículo" durante las audiencias llevadas a cabo estos días en el Congreso para investigar el vertido de crudo en el golfo de México. "Se tiene que acabar eso de señalarse unos a otros con el dedo", dijo. "Hay suficientes responsabilidades por asumir para todos".
En aquellas comparecencias, BP acusó a la compañía que operaba la plataforma, Transocean, de no haber tenido en cuenta "lecturas anómalas" de la presión del oleoducto; Transocean replicó que BP tomó decisiones erróneas y busca las causas del suceso en los trabajos de cimentación encargados a la empresa Halliburton. Esta dijo que siguió las órdenes de BP y que Transocean empezó a trabajar antes de que el cemento cuajara.
Obama anunció el fin de la "íntima" relación entre las petroleras y las agencias gubernamentales reguladoras y comunicó que había ordenado una profunda revisión de las directivas que dicta la agencia estatal que controla las perforaciones. "Ya no va a valer con confiar, vamos a verificar" que lo que afirman las compañías -que desarrollan sus perforaciones con seguridad- sea cierto. "Confía pero verifica", ese será el lema a partir de ahora.
Obama estaba muy enfadado, y asumió que el pueblo norteamericano, también. Dijo que no creía que nadie estuviera contento con lo que se había visto y escuchado esta semana en el Capitolio. "Desde luego yo no lo estoy". Fuentes cercanas a la Casa Blanca especulaban estos días con que la paciencia del presidente se estaba agotando, que estaba frustrado y decepcionado con el desarrollo de los acontecimientos. Ayer fue manifiesto. Los periodistas que asistían a la comparecencia se miraban sorprendidos ante el brote de mal humor que mostró el presidente -no casa con su carácter-.
Distintas informaciones de la prensa norteamericana hablan de que la mancha de crudo en el golfo de México podría ser mucho más grande de lo que reconoce la Administración -5.000 barriles de crudo al día-. El presidente dijo que, debido a que no hay manera de llegar hasta el foco del vertido, habrá que esperar para saber qué pasa.
Mientras el presidente se despachaba, robots submarinos trataban de conectar un tubo al conducto que derrama petróleo en un nuevo intento por reducir la fuga que ha dejado escapar más de 17,6 millones de litros de crudo. El objetivo es que ese tubo succione el crudo hacia un buque cisterna
Más de 100 demandas por el vertido incontrolado de crudo
Pasadas tres semanas del incidente que provocó el vertido de la plataforma Deepwater Horizon, que sigue incontrolado en aguas del golfo de México, las empresas que gestionaban la perforación de crudo y el Gobierno federal se preparan para responder a las más de 100 demandas que ya han llegado a distintos juzgados de EE UU, interpuestas por pescadores afectados, grupos ecologistas y familiares de las once víctimas que perecieron en la explosión
El miércoles, la Casa Blanca pidió que el Congreso reserve una partida de 7,8 millones de euros para responder a las denuncias. Ese dinero, asegura el Ejecutivo en un memorando, se necesita para "los gastos de litigación relacionados con la defensa directa y de fondo asociada con el vertido de crudo de la Deepwater Horizon que no pueda ser atribuido a las partes responsables o al fondo de responsabilidad del vertido".
Hasta la fecha, la Administración de Barack Obama ha insistido en que la petrolera BP, responsable de la explotación del yacimiento ubicado a 64 kilómetros de las costas de Luisiana, pagará todos los gastos originados por el vertido. En ese informe, sin embargo, queda claro que el Gobierno se prepara también para demandas presentadas contra él.
El lunes y el martes, representantes de las tres firmas que trabajaban en la plataforma -BP, Transocean y Haliburton- protagonizaron un cruce de acusaciones en el Congreso. Transocean, dueña de la plataforma, presentó ayer una demanda en un juzgado de Houston en la que pide que se limiten sus responsabilidades a 21 millones de euros, según una ley norteamericana de 1851. |
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