El anuncio del descubrimiento de petróleo en la cuenca norte de Malvinas reavivó la discusión que mantiene la Argentina sobre la soberanía en las islas y debe constituir un acicate para que nuestro país incentive sus planteos ante los diferentes organismos internacionales. El hecho constituyó, como bien lo manifestó la Cancillería Argentina, un acto ilegal, que va en contra del derecho internacional y de las resoluciones de las Naciones Unidas.
Si bien es cierto que aún no se determina si el petróleo encontrado es comercialmente viable, no quedan dudas de que se trató de un hallazgo importante, en razón de que la reacción optimista no sólo surgió desde el gobierno londinense sino de los propios medios de prensa, mientras las acciones de la compañía exploradora se dispararon en un 130%.
Algunas fuentes optimistas señalan que la cuenca podría representar hasta 200 millones de barriles de petróleo.
Sin embargo, más allá de los números, aparece en el horizonte otro aspecto no menos importante y que pasa por el plano ecológico porque si llegara a producirse un problema como el ocurrido días pasados en el Golfo de México, como consecuencia del hundimiento de una plataforma petrolera, quienes se verían directamente afectadas serían no sólo las islas sino el continente y, por ende, la Argentina.
Más allá de que muchos interpretan que el anuncio sobre el descubrimiento se produjo en un momento preelectoral y que algunos lo consideran como parte de la campaña, el hecho cierto es que todo indica que la empresa británica está dispuesta a continuar con la exploración e iniciar una posible explotación.
Por ese motivo, la Argentina debe insistir con su planteo de rechazo a la iniciativa ante los diferentes foros internacionales. En su momento, cuando se produjo el anuncio de la posible exploración en el área del Atlántico Sur, nuestra Cancillería actuó en consecuencia. Llevó el reclamo correspondiente a la Cumbre del Grupo Río, a las Naciones Unidas e inclusive la presidenta de la Nación lo planteó ante el presidente de Estados Unidos.
Recibió apoyos diplomáticos, palabras de comprensión, pero la situación no sólo no cambió sino que se profundizó. Paralelamente, adoptó la medida de exigir autorización previa de la Argentina para cualquier buque que transite entre los puertos continentales y las islas, una actitud que molestó a la diplomacia británica.
Aparece ahora un nuevo foro donde presentar el reclamo: la cumbre de la Unión Europea y América Latina que se está realizando en Madrid y a la que asiste la presidenta argentina. Será un escenario difícil, en razón de que en diciembre de 2007 las Malvinas fueron incluidas como territorio británico en el Tratado de Lisboa.
Pese a esas dificultades, la Argentina deberá insistir en su posición, más aún cuando cuenta con el apoyo de la Unasur, el organismo que nuclea a los países sudamericanos y con la adhesión de la Cumbre de los países de América Latina y del Caribe, de febrero pasado, que contó con el apoyo de las ex colonias británicas del Caribe.
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