En países cercanos como Brasil o Argentina (por no hablar del primer mundo), el aceite que se desecha en restaurantes es utilizado para producir energía en la forma de biodiesel. En Caracas ese aceite es tirado a las cañerías, pues muy pocas personas conocen un dato escandaloso: un litro de aceite contamina mil litros de agua.
Si se piensa que cada uno de los cinco millones de habitantes de la Gran Caracas consume en promedio un litro mensual de aceite, al año serían 60 millones de litros que se vierten en el desagüe, contaminando nada menos que 60 mil millones de litros de agua, más de 160 millones diarios.
Y esta abultada cifra corresponde sólo al aceite que se bota en los hogares; se calcula que una cantidad similar se consume en restaurantes de distinto tipo y a nivel industrial.
Helen Restrepo, bioanalista con un doctorado en Química y profesora de la Universidad Simón Bolívar, explica que el proceso para convertir este aceite usado en biodiesel (es decir, en energía) es muy sencillo requiere sólo de metanol y soda cáustica, que son producidos en el país (en el complejo de Jose, Anzoátegui y en la planta de supermetanol, también Anzoátegui, respectivamente).
Junto a dos de sus alumnas (Dayana Muizzi y Silvia Puky), Restrepo elaboró un proyecto para la construcción de una planta que se encargaría de reutilizar el aceite quemado y convertirlo en algo útil. Ese proyecto estuvo entre los diez primeros del último concurso nacional de ideas celebrado en Barquisimeto, y piensa presentárselo a alguna de las alcaldías metropolitanas: "Nada más con el aceite que se bota en el Sambil, por ejemplo, se podría generar suficiente biodiesel para autoabastecerse eléctricamente y desconectarse del sistema eléctrico nacional".
Se obtendría así algo útil de un desecho y además se estaría disminuyendo no sólo la contaminación de las aguas sino también del aire, pues el biodiesel, explica Restrepo, genera sólo el dióxido de carbono (CO2) incluido en el ciclo del carbono, al contrario de los combustibles fósiles, por lo que es mucho menos contaminante. No sólo se disminuirían las cantidades de CO2 en un 16% sino que, asegura Restrepo, se eliminarían las de SO2 (dióxido de azufre), que son las que provocan lluvias ácidas.
También afirma que al sustituir el diesel por biodiesel se estarían disminuyendo los carcinógenos que produce el primero por sus compuestos aromáticos (el más conocido de todos es el benzo[a]pireno).
Restrepo cree que debería comenzarse inmediatamente a concienciar a la gente sobre los poderes contaminantes del aceite y de la posibilidad de convertirlo en energía. Y que debería empezarse a reutilizar al menos el aceite que se bota, por ejemplo, en los centros comerciales: "Es un grave problema de salud pública del que nadie habla. En El Junquito, para no ir más lejos, todas las cochineras tiran todos los días miles de litros de aceite en vertientes de agua. Eso no puede ser".
Este proyecto es el proyecto social por excelencia: genera empleo, se produce algo útil a partir de un desecho y se evita la contaminación. Sólo que en la Venezuela del petróleo el ambiente siempre va a la zaga.
Un proceso simple
- De un litro de aceite usado salen 900 mililitros de biodiesel de una calidad óptima de 30 cetanos. También se obtienen unos cien mililitros de glicerina, muy utilizada en la industria cosmética.
- Para esta conversión se utilizan 200 mililitros de metanol y 8,8 gramos de soda cáustica y se pone a calentar por una hora a 65 grados centígrados. Luego se coloca en un embudo de separación y todo el biodiesel termina colocándose en la parte superior |
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