El servicio de agua potable en el paraje Las Carditas, en el flanco norte de Potrerillos, motiva críticas de algunos usuarios y explicaciones por parte de los prestadores.
Desde hace muchos años, la dotación del líquido está a cargo de la unión vecinal, atendiendo a unos 200 usuarios de esa parte del distrito.
La planta que provee el líquido se llama Francisco Azzoni, en recuerdo de la empresa que hizo las instalaciones, y que a principios de los '90 las cedió a la organización vecinal (que data de los '80), que se hizo cargo del mantenimiento y operación de la prestación. La vecinal es presidida por el comerciante Marcelo Gassull.
En los últimos tiempos la prestación ha sido puesta en tela de juicio por no pocos usuarios, que representados por Oscar Quiroga, Carlos Malisani y Julio Montes, sostienen que preferirían que ese servicio lo diese el municipio de Luján, afirmando estar "en desacuerdo con los cobros por las conexiones, ya que se pretende cobrar precios exorbitantes por llegar con la red a la entrada de las casas", además de no sentirse representados por la actual conducción de la vecinal.
También señalan que "no se consulta a los vecinos y que es muy difícil tomar contacto con los dirigentes del momento".
La unión vecinal ciertamente no las tiene todas consigo. La semana pasada el Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS), la autoridad de competencia, notificó al presidente Gassull que si bien por ahora están encuadrados como un prestador de hecho, la organización a su cargo debe cumplir con diversas reglamentaciones que adeudan, bajo el riesgo de perder la concesión si no proceden a esas regularizaciones.
Sin embargo, el organismo de contralor, a través de su servicio de prensa, hizo saber que el agua que entrega la planta Mazzoni es apta para el consumo, como lo vienen probando inspecciones que se realizan en esas instalaciones. "Son operadores de hecho, pero para que sean operadores autorizados, deben proceder con el cumplimiento de diversos requisitos que están pendientes", añadió la fuente.
En la unión vecinal el propio titular, Marcelo Gassull, tomó la responsabilidad de explicar qué hacen y cómo lo hacen.
"Para el tema del agua, nos regimos por un reglamento que data de la segunda mitad de los '80. Cobramos $ 80 por bimestre por todo concepto, ya que el riego de jardines y plantas depende de Irrigación. Dado que tenemos limitaciones en la provisión del líquido, que nace en una vertiente, se decidió autorizar una utilización de 90 m3 por propiedad y que por el exceso se pague $ 2 por m3".
Dijo que además que "la asociación cobra por medidor, que es la única forma de controlar lo que se gasta y tal vez por ahí vengan la disconformidad de gente que quiere consumir abusivamente".
Pero, Quiroga y los otros pobladores que lo secundan quieren que haya un juego más cristalino en el manejo del servicio, aunque reconocen que sólo podrían desplazar a los actuales dirigentes por asamblea. Además, los valores que uno y otro sector dan por las conexiones difieren notablemente: la vecinal dice que cobra $ 850 por llevar el líquido hasta la vereda y los que se oponen, señalan que ese monto se duplica y hasta se triplica.
Por su parte, la Municipalidad de Luján de Cuyo no puede hacer nada. El propio intendente Omar Parisi explicó que aunque al municipio le interesaría realizar la prestación, no puede intervenir porque el que da o quita es el EPAS.
El jefe comunal aprovechó la oportunidad para criticar al Estado provincial, ya que "servicios primarios de la zona, como agua y cloacas, deberían estar a cargo de la administración central, en atención a toda la gente que vive por allí y al papel que juega Potrerillos en la oferta turista para afuera".
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