La modificación de los ecosistemas costeros en ambientes frágiles como el entorno de Puerto Madryn, donde existe un estrecho régimen de precipitaciones que ha llevado a que el clima sea definido como semidesértico, repercute fuertemente sobre una amplia región, con consecuencias que pueden ser permanentes o de muy compleja reversibilidad.
En la zona costera sur del sector urbanizado de Madryn, a partir de la vigencia de la Ordenanza 6947 sancionada en noviembre de 2008, se creó un área de conservación de la zona de dunas y médanos, en el que se prohibió realizar cualquier tipo de modificación del terreno y la vegetación ubicada sobre él, pero a partir de haber dejado habilitada la urbanización de un importante loteo ubicado inmediatamente detrás de ese sector, los especialistas concluyen en que indefectiblemente podría producirse una modificación del ecosistema de la playa, profundizándose el impacto que ya registra toda la zona costera de la bahía Nueva.
Desde hace más de un lustro, científicos locales y legisladores municipales plantearon de diferente manera su preocupación por el constante descenso de la capa de arena en la playa de esa bahía, lo que produjo que la playa descendiera -se hundiera- transformándose en alrededor de un metro más profunda.
Allá por el año 2004 comenzó a aparecer un sector de fondo rocoso, muy próximo a Punta Cuevas, que jamás había sido observado, frente al sector del monumento a San Francisco de Paola. Hoy, ese sector dejó prácticamente todo descubierto un fondo de tosca y pequeño canto rodado.
La costa madrynense siempre se caracterizó por ser una playa segura para el turismo familiar, pues reunía las condiciones de seguridad ideales para los niños, ya que sus aguas no eran profundas, existe poco oleaje y no había declives pronunciados como desde hace algunos años se comenzó a producir entre la playa ubicada en la última rotonda del boulevard Brown y el Monumento al Indio Tehuelche. Pero hasta enero del 2004, se había cuantificado en aproximadamente 70 centímetros la diferencia en el incremento en la profundidad de la playa de “Bahía Nueva”, tradicionalmente conocida como “la curva del Indio”.
El motivo, habían aclarado tanto los científicos como el entonces titular de la cartera de Ecología y Medio Ambiente de la comuna en la gestión del Intendente Julio César Aristarain, era que ya no quedaban médanos sobre la costa que permitieran “retroalimentar la playa de arena. Roto el ciclo, la playa sigue quedándose sin arena”.
Falta de planificación
La falta de planificación, el avance de las construcciones de cemento y la destrucción constante del sistema de médanos costeros rompieron definitivamente la fuente de retroalimentación de la arena de playas. Esencialmente, y según explican los geólogos, los médanos tienen una función natural de contención para evitar la pérdida de arena de las playas. Sin ellos, cuando sopla viento desde el océano, la arena se vuela y aleja de la costa hasta los domicilios particulares, y no regresa; pues la señora o la empleada doméstica llega con su escobillón y palita a recoger la arena que llega de la playa y se juntó en la puerta o en la vereda, y la arroja al cesto de residuos para que termine en el basural.
Quienes recuerdan la zona costera sur de la ciudad, coinciden en que el fondo de tosca actualmente existente en la zona de “la curva del Indio”, no es el históricamente reconocido en ese sector.
Ese año 2004, una de las políticas públicas diagramadas desde la Municipalidad consistía en intentar mitigar las consecuencias de la urbanización a partir de acarrear nuevamente arena, en camión, hacia ese sector de playas, en un intento por recuperar la fisonomía costera madrynense. Pero cualquier acción debía estar directamente orientada a preservar lo que quedara del recurso de arena, y tratar de mitigar lo máximo posible la acción del hombre sobre los médanos, sea con una moto, un cuatriciclo o un vehículo doble tracción.
Política de médanos y urbanización
Sin embargo, y a pesar que se protegió un cordón de médanos costeros, ubicado entre la penúltima rotonda del boulevard Brown y el Monumento al Indio Tehuelche, y que también se ingresó en espacios privados al prohibir la modificación de la cadena de médanos ubicados en las fracciones 7 y 18 de la circunscripción catastral 1, sector 1, dentro de las cuales funciona actualmente el Camping del Automóvil Club Argentino, desde la Municipalidad se autorizó la destrucción de todos los médanos, el retiro de la arena y todo el ecosistema, la apertura de calles y la nivelación de terrenos, de toda la fracción 21, conformado por grandes médanos que aportaban arena para el equilibrio de la zona protegida, desde donde también se alimentaba la playa. Toda la biodiversidad de ese sitio desapareció, y tras ello el impacto se verá directamente sobre la playa.
“Este tema ya ha sido tan hablado,” planteó la investigadora Ana María Beeskow, del Centro Nacional Pategónico ante la consulta de este Diario, por lo que consideró que la población tiene pleno conocimiento que los médanos “conforman un ambiente dinámico que se produce a partir de un proceso natural. La vegetación que existe sobre ellos son de un muy corto plazo de existencia”, pero “lo importante” de esa acumulación de arena en que consiste una duna o médano, es la función “geológica, porque permite el aporte de arena a la playa”.
Al intentar graficar las repercusiones inmediatas que produce el retiro de un médano, la especialista recordó lo ocurrido en el sector costero “cuando se retiraron médanos para realizar estacionamientos de casillas, primero aparecía una piedrita y luego otra y después arcilla, la lluvia limpiaba con un impacto muy fuerte y del resto se hizo cargo el viento. Hablar sobre política de medanos sería una cuestión adecuada para proyectar la urbanización de una ciudad” atendiendo el equilibrio del ecosistema y sin alterar su conformación. Pero “la dinámica de Madryn” ha llevado a que “crezca hacia allí y algunos médanos han sido rotos, a partir de la destrucción de la vegetación. Una vez que esa vegetación que existía sobre la capa superior de la arena desaparece, se van también las raíces que sostienen y retienen la arena, y así queda ‘pelado’, con una vegetación que ya no regresa, no se recupera; pues aprovecha para fijarse el ‘cardo ruso’, que tiene una altísima producción de semillas”. Esta planta, de importante volumen, es la que se observa tradicionalmente en las películas de escenarios desérticos, rodando arrastrada por el viento, pues “es una especie que no se instala, sino que se seca rápidamente y la arranca el viento” agregó la investigadora adjunta Ana María Beeskow, integrante de la Unidad de Investigación: Diversidad, Sistemática y Evolución.
“Ha cambiado el perfil de la playa producto de la volatilidad de arena, ha cambiado porque se va la arena” remarcó la especialista, quien cuestionó duramente el impacto de la urbanización de la zona costera sur de Madryn, incluso aquellas instalaciones realizadas sobre la playa, pues allí “las entradas se rellenan con material árido calcáreo, con lo cual se modifica hasta la textura de la playa. Siempre se habla de construir sobre el frente” costero, cuando “en realidad, para impactar lo menos posible sobre el medio ambiente, se tendría que haber hecho de la calle (colectora del Boulevard Brown) hacia atrás”.
“Eran médanos ubicados en tierras privadas”
La destrucción de la totalidad del frágil ecosistema que existía en la fracción 21 de la Circunscripción I, sector 1 de la ciudad, espacio ubicado entre el Club de Aromodelismo, el Camping El Golfito, y el cordón de médanos protegidos, fue “para la concreción de un loteo privado, pero que está fuera de la zona protegida por Ordenanza” justificó y explicó el Secretario de Ecología y Medio Ambiente de la comuna, Raúl Arranz.
“Eran médanos, pero ubicados en tierras privadas. Los que están protegidos no han sido afectados” insistió en remarcar, aunque admitió que “siguen incursionando cuatriciclos y motos” en esa zona protegida, por lo que “de los carteles hacia dentro, se los infracciona y multa”.
A ese sector, “se los protege luego de la modificación de Ordenanzas municipales, porque es necesario protegerlos, incluso tratándose de terrenos privados, como la parcela del Automóvil Club Argentino” acotó el funcionario.
Finalmente, cuestionó la opinión de científicos que han realizado estudios en toda la zona costera bonaerense y en esta misma ciudad, quienes aseguran que el impacto que produjo la urbanización es haber hecho descender el nivel de profundidad de la histórica playa madrynense, pues “si, está bien, la playa bajó, pero esos son informes tendenciosos, porque hay otros médanos que subieron” en altura y ahora son más grandes. “El médano se forma incluso debajo del mar, desde allí nace y repercute en la costa” sentenció el funcionario.
Foto - Archivo - Programa InfoAmbiente |
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