Después de la arriesgada jugada de la presidenta Cristina Kirchner de esta semana, en Madrid, al presentar en un ámbito tan hostil como la Unión Europea el reclamo nacional por la soberanía de Malvinas, el Gobierno decidió apostar ahora a la cautela. Evalúa de qué manera responderle a Londres una denuncia de que el refuerzo de los controles marítimos por parte del Gobierno para los buques que naveguen en Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur violan el derecho internacional y la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. El planteo es más que inquietante ya que podría abrir un hasta ahora desconocido duelo jurídico.
El vicecanciller Victorio Taccetti dijo ayer este diario que la protesta del nuevo gobierno de David Cameron "no quedará sin respuesta", pero la consideró "más de lo mismo". Como otras fuentes consultadas afirmó que ambas capitales ya acumulan "cientos de protestas" de un lado a otro. Señaló "no" encontrar mayor firmeza con el recambio de administración en el país europeo de los laboristas a la alianza entre conservadores y liberaldemócratas, sino su "habitual política de Estado" en torno a la soberanía de Malvinas.
A su vez, ayer, en el piso 13 de la Cancillería afirmaban que hasta el regreso del canciller Jorge Taiana al país, no habrá respuesta al Foreign Office, que acaba de presentar ante la embajada argentina en la capital británica una nota verbal contra el decreto de la presidenta Cristina Kirchner 256/2010. El decreto busca apretar clavijas ante el inicio de las exploraciones petroleras en las aguas de Malvinas por parte de empresas británicas -la Border & Southern anunció el jueves que su campaña comenzará en 2011- exige autorización a todo los buques que naveguen aguas nacionales. Ello significa que también deberán hacerlo los que circulen por las islas del Atlántico Sur en disputa. Como lo hizo también durante el reclamo contra las exploraciones petroleras que hizo la presidenta en Madrid, el Foreign Office reafirmó "su soberanía" sobre las islas en la nota entregada a la embajada argentina.
Entre tanto, Argentina afila su comparecencia ante el Comité de Descolonización de la ONU, de junio. En principio, allí apelará al principio de integridad territorial, recordará que los isleños son "población trasplantada" y se opondrá al derecho de libre determinación. Se espera la inclusión del factor petrolero. El debate estuvo presente esta semana en el encuentro en Nueva Caledonia, de los miembros del Comité de Descolonización y partes interesadas, entre ellos Argentina, Reino Unidos e isleños.
Precisamente, otro de los frentes que sobre la cuestión Malvinas abrió el Gobierno es el que encabeza el embajador ante la ONU, Jorge Argüello. Se trata de una embestida académica por las principales universidades de Estados Unidos para explicar la posición nacional ante el conflicto. "It takes two to tango" (Se necesitan dos para bailar el tango), es el nombre de la conferencia que Argüello dio en la Columbia University, y que dará en la New School University, en la Washington University y que exportará a las universidades de Europa, con Berlín como primera escala. En marzo, cuando la secretaria de Estado, Hillary Clinton, visitó Argentina, Cristina Kirchner le pidió la mediación de su país para abrir un diálogo de soberanía con el Reino Unido.
Una escalada
-Empresas petroleras británicas iniciaron en febrero pasado tareas de exploración en aguas de Malvinas.
-La Presidenta firmó un decreto por el que dispuso que todos los buques que se dirijan hacia o desde las islas a puerto nacionales deberán contar con un permiso previo.
-En un contexto de tensión, la empresa Rockhopper anunció a comienzos de mes el descubrimiento de petróleo de "alta calidad en la cuenca norte". El Gobierno declaró esa actividad como un "apoderamiento ilegal" de recursos. La Presidenta llevó el tema a la cumbre UE-América latina. Y El Foreign Office rechazó el reclamo argentino.
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