"El momento que hemos temido llegó hoy”, reconoció esta semana Bobby Jindal, gobernador de Louisiana. A un mes de la explosión en una plataforma marina que provocó un enorme derrame de petróleo en el golfo de México, la mancha llegó finalmente a los frágiles pantanos de ese estado sureño. Según informó el departamento local de Vida Silvestre y Pesca, el derrame ya destruyó unos 40 kilómetros del área y amenaza a más de 600 especies animales. Al mismo tiempo que todo el país se enteraba de la mala noticia, en Washington expertos y ambientalistas advertían que la tragedia era mucho peor que lo que reconoce la empresa petrolera British Petroleum (BP), responsable por la fuga. En los últimos días varios científicos desfilaron en las audiencias del Congreso para desmentir las cifras oficiales. Ayer el congresista Ed Markley reconoció la gravedad de la situación. “Ahora empezamos a comprender que no podemos confiar en BP”, señaló.
El gobierno estadounidense exigió ayer transparencia a BP sobre sus infructuosos intentos para detener el derrame de crudo que cumple más de dos semanas y dio 24 horas de plazo a la petrolera británica para difundir los datos que posee sobre el desastre ambiental en el golfo de México. En una carta al jefe de BP, Tony Hayward, la secretaria de Seguridad Nacional norteamericana, Janet Napolitano, le comunicó la preocupación del gobierno. “Es necesario que BP entregue con rapidez al gobierno y el público de Estados Unidos todos los datos y la información”, reclamó la funcionaria. Según los expertos que declararon en el Capitolio, no se sabe exactamente cuánto petróleo se está escapando al mar; las estimaciones son tan vagas que oscilan entre 2800 y 14.000 toneladas diarias. BP sólo reconoce 700 toneladas por día.
Por su parte, la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) prohibió el uso de peligrosos componentes químicos en el agua para luchar contra la mancha de petróleo, si bien se estableció una moratoria hasta el domingo para su aplicación. La decisión se debió a que ese día los expertos de la empresa británica tienen previsto un nuevo intento para tapar las dos fugas a 1500 metros de profundidad.
Hasta ahora todas las técnicas para sellar la fuga fracasaron, al igual que los esfuerzos por contener y aspirar la gigantesca mancha oscura. “Ya está aquí, pero sabemos que viene más en camino”, se lamentó el jueves el gobernador de Louisiana, tras recorrer en barco los pantanos afectados. Mientras él comprobaba de primera mano el desastre medioambiental, en Florida, su colega, Charlie Crist, declaraba en estado de emergencia toda la región de los cayos y Miami. Florida ya tenía una emergencia previa en casi una veintena de condados sobre sus costas, y la nueva orden incluye otros siete condados del sur de la península y la costa atlántica.
Pero a pesar de las alertas y la emergencia, la marea negra seguirá avanzando mientras no se detenga la fuga. Por eso, las autoridades de Louisiana temen que lleguen a las marismas, los ecosistemas húmedos, que funcionan como incubadoras de camarones, ostras, cangrejos y peces que hacen del estado el principal productor de mariscos de Estados Unidos. La situación se agrava porque ya existe una gran zona de veda impuesta en las aguas del golfo.
Según informaron las autoridades de Louisiana, una capa color marrón ya cubre una zona pantanosa en el extremo sudeste en la desembocadura del río Mississippi, donde habita gran cantidad de especies marinas y de aves. Eso significa que más de 600 especies animales se ven amenazadas: 445 peces, 134 aves, 45 mamíferos y 32 reptiles y anfibios.
De mantenerse el ritmo actual, la mancha podría llegar en una semana a las costas de Florida y Cuba, y eventualmente seguir hacia el Atlántico, pues ya entró en una fuerte corriente marina. Por eso, el gobierno federal norteamericano decidió contactar a sus pares cubanos y prometió mantenerlos informados. El vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, dijo que también se está en constante diálogo con otros países vecinos, como México y Bahamas.
A horas de que BP haga un nuevo intento por sellar la fuga, la esperanza renació de la mano de un héroe de Hollywood, Kevin Costner. Según informó el diario Los Angeles Times, el actor ofreció seis centrifugadoras, que permitirían separar el petróleo del agua. Costner hace quince años que venía diseñando esas máquinas, desde que filmó el fracaso de taquillas, Waterworld. Su empresa, Ocean Therapy Solutions, informó que existen 20 centrifugadoras disponibles y que cada una es capaz de limpiar el 97 por ciento del petróleo del agua a un ritmo de casi 700 litros por minuto. |
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