El 27 de febrero el tsunami que afectó a la zona centro y sur del país causó estragos en la Reserva Nacional El Yali, ubicada en Santo Domingo, V Región. Las olas, que inundaron casi 200 hectáreas del sitio, provocaron la mortandad de aves y modificaron la fisonomía del humedal, generando un quiebre de este ecosistema.
Según explica el conservador y especialista en fauna silvestre del museo de San Antonio, José Luis Brito, el principal impacto en la reserva -de 520 hectáreas- se produjo en la laguna costera o albufera. Esta corresponde a un cuerpo de agua salada de 3,5 km de extensión, donde la ola inundó un área de 550 metros.
La fuerza del mar traspasó los límites de la laguna y alcanzó las plantaciones de eucaliptus aledañas, que resultaron "quemadas" por efecto de la salinidad del agua.
Además, se modificó la fisonomía del cuerpo de agua, que se seccionó en dos sectores y acortó la distancia entre la laguna costera y la línea de costa, con una disminución de 80 metros a 10 metros en algunos tramos.
Tras evaluar la situación, la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso (UPLA), está desarrollando tareas de despeje de los residuos arrastrados por la marea, que puedan afectar la sobrevivencia de las especies que quedan en el sitio.
"La reserva tiene importancia internacional, por tratarse de un humedal protegido bajo la convención Ramsar. En ella se encuentra protegido el 28% de representantes de las especies de aves del país y mantiene una flora muy singular, que permite construir un lugar de paso y descanso para las aves migratorias que provienen del hemisferio norte", explica Manuel Contreras, académico e investigador de la UPLA.
Los materiales serán estudiados para obtener información de casi 400 kms de costa -entre San Antonio y Talcahuano- para establecer el comportamiento del tsunami.
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