Acorralada por el Congreso, el Gobierno y los Estados afectados por el vertido, la petrolera BP se enfrenta a su propia incapacidad para taponar la fuente de un vertido que sigue incontrolado, un mes después del hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon. También se enfrenta a una comisión de investigación constituida por orden del presidente Barack Obama, y a una posible suspensión temporal de sus contratas con la Administración pública estadounidense, mientras el crudo barre ya los valiosos y delicados humedales del delta del Misisipi.
Después del accidente del pasado 20 de abril, en el que murieron 11 trabajadores, BP asumió la coordinación de la limpieza y los planes para cerrar las dos fisuras por las que el crudo contamina el mar. La empresa carecía de un plan de actuación en caso de vertido, porque el Gobierno no se lo exigió. Hasta ahora, todos sus intentos, improvisados, han fallado.
El viernes por la noche (madrugada en España) el director ejecutivo de BP, Tony Hayward, expresó la profunda impotencia que sienten los directivos de la petrolera. En un correo a sus subordinados, dijo compartir "la gran frustración por no haber podido detener el vertido". Además, admitió, de forma preventiva, que la solución que BP ha anunciado como probablemente definitiva -taponar la perforación por la que el crudo emana con lodo y cemento- puede no funcionar. "Sería la primera vez que funcionara a esas profundidades. No podemos asegurar que vaya a tener éxito".
El Congreso y el Ejecutivo están cansados de intentos fallidos. El jueves, dos congresistas demócratas, la senadora Barbara Boxer y el representante Ed Markey, mostraron las verdaderas imágenes del vertido, ocultadas durante semanas por BP. Estas muestran que la fuga supera con creces la estimación oficial de la empresa, de 5.000 barriles diarios. "No nos podemos fiar de BP", dijo Markey.
Obama anunció que la comisión de investigación estará liderada por el ex gobernador de Florida Bob Graham y el ex director de la Agencia de Protección Medioambiental William K. Reilly. De sus conclusiones dependerá si acomete el plan de abrir más zonas costeras a nuevas exploraciones. "Solo podemos seguir utilizando las perforaciones petrolíferas en nuestras costas si sabemos con seguridad que un desastre como el del vertido de BP no volverá a suceder", dijo el presidente en su discurso semanal.
Según reveló ayer ProPublica, la agencia medioambiental de EE UU está considerando privar a BP de recibir contratas de la Administración, lo que le costaría miles de millones de euros y acabaría definitivamente con sus explotaciones petrolíferas en el golfo de México y el resto de aguas norteamericanas. Antes del accidente, BP fue sometida a cuatro investigaciones criminales por malas prácticas en sus perforaciones.
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