La compleja operación que inició el miércoles British Petroleum (BP) para sellar el pozo y tratar de frenar el vertido de crudo en el Golfo de México, el mayor de la historia de Estados Unidos, comenzó con relativo éxito, según anunció la guardia costera de ese país, aunque más tarde la compañía debió suspender el procedimiento por problemas técnicos.
Mientras crecen las críticas al gobierno de Barack Obama por el manejo del desastre, científicos estadounidenses confirmaron que el derrame que se desató el 20 de abril tras una explosión en una plataforma de BP, es peor que el que provocó el accidente del petrolero Exxon Valdez en Alaska en 1989, que vertió más de 40 millones de litros de crudo.
"Han logrado estabilizar el flujo y están bombeando barro dentro.
Han detenido la salida de hidrocarburos", declaró el comandante de la guardia costera Thed Allen a la radio WWL First News a la mañana. Pero aclaró que era muy pronto para declarar el éxito de la operación "Top Kill", el último intento de BP por frenar el desastre.
El miércoles, tres barcos de la compañía británica empezaran a bombear lodo a alta presión en la tubería rota para frenar el flujo de crudo y gas, antes de sellarla con cemento. Este procedimiento nunca se había llevado a cabo a 1.500 metros bajo el agua. Según BP, la operación tiene entre 60 y 70% de posibilidades de funcionar.
Allen explicó que la empresa había tenido "algún éxito durante la noche", pero que los expertos seguían el operativo con atención.
A la tarde, sus ingenieros constataron que un exceso de barro bombeado en el pozo salía junto con el petróleo, y estaban reconsiderando los planes, dijo un técnico en el centro de comando de Houston.
Si llegaba la autorización federal, la operación podría ser retomada antes de la medianoche.
Tras los últimos intentos fallidos por detener la marea negra que contamina 160 kilómetros de las costas de Louisiana, BP se vio sometida a las fuertes presiones del gobierno de EE.UU. y a la indignación de las poblaciones afectadas.
Marcia McNutt, directora del Servicio Geológico de EE.UU., informó que según cálculos preliminares el pozo abierto ha escupido entre 71 y 147 millones de litros de petróleo al mar. La agencia calcula que se han derramado cerca de 1,9 millones de litros diarios desde el 20 de abril. Esto supera ampliamente los 800.000 litros que estima la compañía. Otro grupo de científicos determinó que el pozo podría estar perdiendo hasta 3,8 millones de litros diarios.
Obama anuncia medidas
El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció ayer medidas más duras contra la industria petrolera tras la catástrofe en el Golfo de México por la explosión en una plataforma de British Petroleum (BP), hace más de un mes.
Obama, quien viajará hoy a la zona del derrame, informó que en el futuro sólo se entregarán permisos de perforación en aguas costeras profundas tras una evaluación más estricta que la hecha hasta ahora. "Esta marea negra demostró cuán necesarias son las reformas", dijo el mandatario en Washington.
Además, prolongó por otros seis meses la moratoria para realizar nuevas perforaciones
en el mar que había sido impuesta tras el accidente del 20 de abril.
También fueron postergados los planes para dos exploraciones frente a la costa de Alaska, así como cancelados contratos de arrendamiento previstos en el Golfo y frente a la costa del estado de Virginia. En 33 casos se suspenderán perforaciones que actualmente se efectúan en el Golfo de México.
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