Estudios sobre la contaminación marina en Panamá ayudan a los científicos a comprender los efectos de la extensa marea negra que tocó las costas de Estados Unidos, reconocieron hoy investigadores en la capital panameña.
El biólogo marino Héctor Guzmán señaló que los resultados del proyecto del derrame de petróleo del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés) pueden llegar a ser muy útiles para entender los daños ambientales causados por una explosión en el golfo de México el pasado 20 de abril, informó la agencia dpa.
Guzmán recordó que el 27 de abril de 1986, un gran derrame de petróleo originado en una refinería en Bahía Las Minas contaminó los ambientes costeros del Caribe en Panamá, entre ellos el área del Laboratorio Marino de STRI en Galeta, en la entrada norte del Canal de Panamá, donde hay una gran diversidad biológica.
En Bahía La Minas se derramaron 38,3 millones de litros de crudo de mediano peso. El indicente se produjo al romperse un tanque de almacenamiento de combustible. De hecho, el volumen del derrame superó a cualquier otro registrado hasta entonces cerca de arrecifes de coral y manglares en la América tropical.
Los científicos en Galeta habían recopilado datos biológicos y ambientales de línea base para ciertos parámetros durante casi 16 años. El contraste de la información crucial antes y después de la catástrofe sirvió para entender lo que ocurre cuando el medio marino es agredido de golpe, con la fuga masiva de hidrocarburos.
En la operación de limpieza se recogió petróleo. Asimismo, cuadrillas de trabajadores utilizaron dispersadores químicos, con excepción de Galeta. Los estudios posteriores confirmaron el daño a los arrecifes coralinos, manglares y especies marinas.
El investigador David Biello, de Scientific American, manifestó que casi 25 años después de que un tanque de almacenamiento derramara petróleo en los manglares y arrecifes coralinos en Bahía Las Minas, "aún se pueden encontrar restos de petróleo en el agua".
Al respecto, Guzmán extrapoló los resultados del estudio en el Caribe panameño con lo acontecido en el Golfo de México y sostuvo que "no hay una cura" para esos desastres, que han generado preocupación entre los ambientalistas y las personas que dependen económicamente de la pesca y el turismo.
El científico señaló que "la única forma de sacarlo (el petróleo) es mecánicamente, y esto destruiría aún más el hábitat." Adujo que "la prioridad es establecer barreras y parar el derrame", pero advirtió que cuando el crudo llega a los humedales costeros, queda atrapado en los sedimentos por largo tiempo
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