El éxito de la operación para tapar con residuos la fuga de petróleo causante de la marea negra en el Golfo de México no se sabrá antes de mañana , indicó ayer el director de la petrolera BP (ex British Petroleum), Tony Hayward, mientras el presidente estadounidense Barack Obama hace una visita a la zona y ha ordenado triplicar el número de efectivos que operan en la región costera del Golfo afectada por la marea negra, un hecho que empaña su presidencia.
Una gruesa columna de crudo de 35 kilómetros de largo se acercaba a un desfiladero submarino desde donde podría contaminar la cadena alimentaria en aguas cercanas a Florida. El derrame es “un ataque a nuestras costas”, afirmó el mandatario, quien prefirió no vaticinar el desenlace del operativo “top kill” para poner fin al derrame iniciado el 20 de abril último, pero aseguró que un equipo de científicos ya tiene listos otros “planes de contingencia”.
Si el “top kill”, que consiste en bombear fluidos pesados y barro en la boca del pozo , “es un éxito, entonces será una noticia bienvenida”, dijo Obama. “Pero incluso si el líquido deja de brotar hoy -advirtió-, eso no quita que las aguas contienen una cantidad de petróleo que representa el mayor de derrame” de crudo en la historia del país . La catástrofe ambiental es enorme, según expertos.
Obama estuvo en Nueva Orleans y en Grande Isle, Louisiana, adonde viajó para evaluar la marcha de las operaciones para contener el derrame. Recordó que BP es “legalmente responsable” por la explosión de la plataforma Deepwater Horizon. Sin embargo, “yo tomo responsabilidad por resolver” está “catástrofe”, afirmó.
En tanto, la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó ayer una iniciativa para cuadruplicar el impuesto al barril de petróleo para financiar un fondo de reparación por daños causados por derrames de crudo. Y también se supo que la sociedad Transocean, dueña de la plataforma explotada por BP, se mudó en 2008 de Islas Caimán, que están en una lista de paraísos fiscales, a Suiza. La empresa creada en 1919 en Luisiana (sur de EE. UU.) se mudó a la pequeña ciudad de Steinhausen, Suiza, para estar más lejos del alcance de agencias fiscales, denunció ONG Declaración de Berna.
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