Tras el fracaso de su operación para intentar frenar el peor derrame de crudo en la historia de Estados Unidos, British Petroleum (BP) preparaba ayer otro plan para cerrar el pozo, pero que sólo daría una solución parcial. En tanto, se difundieron documentos internos de la compañía que muestran que desde hace a l menos once meses había graves problemas y preocupación sobre la seguridad de la plataforma que estalló en abril.
“Estamos decepcionados. No fuimos capaces de controlar el flujo del pozo. La fuga era demasiado importante”, declaró ayer Bob Dudley, director general de BP a la cadena CNN, tras constatar que el intento de inyectar restos sólidos en el pozo, una compleja operación llamada “Top Kill”, lanzada el miércoles, no había logrado detener el derrame.
La empresa intentará ahora una solución parecida a la tapadera de confinamiento que fracasó a principios de mayo por la formación de cristales de hielo bajo el efecto del gas y del agua. Lo que se busca es cortar una cañería que sale del pozo y cerrarla con una especie de embudo.
Se usarán los mismos robots submarinos a control remoto que no tuvieron éxito antes.
El gobierno federal, BP y los estados afectados por la marea negra ya se plantean abiertamente que el derrame puede durar hasta agosto , cuando se completarán los dos pozos alternativos que se perforan y que aparece ahora como la única solución definitiva al problema.
El derrame es el peor en la historia de EE.UU., tras superar al desastre del buque Exxon Valdez en Alaska en 1989. Hasta ahora, ha despedido entre 68 millones y 151 millones de litros al mar. Es “probablemente la peor catástrofe ecológica que hayamos enfrentado en este país”, declaró ayer Carol Browner, consejera del presidente Barack Obama en temas ambientales.
El diario The New York Times difundió ayer documentos que muestran que BP tuvo varios avisos antes de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, el 20 de abril, que dejó 11 operarios muertos.
Los problemas comprendían la tubería de revestimiento y el mecanismo de prevención de explosiones, elementos vitales de la cadena de acontecimientos que derivó en el estallido de la plataforma. Ya el 22 de junio del año pasado, por ejemplo, ingenieros de la petrolera advirtieron que la tubería de revestimiento que la empresa quería usar podía ceder ante una fuerte presión.
“Sería el peor de los casos”, advirtió Mark E. Hafle, un ingeniero de perforaciones de BP, en un informe interno. La compañía siguió adelante con la tubería, pero sólo después de obtener un permiso especial de colegas de BP porque violaba las pautas de diseño y la política de seguridad de la empresa. Los informes internos no explican por qué se permitió una excepción.
Si bien su informe indica que BP era consciente de determinados peligros y que hizo una excepción, Hafle, que el viernes declaró ante miembros de la Guardia Costera y funcionarios del Servicio de Administración de Minerales en Louisiana, desmintió que se hubieran corrido riesgos. “Se habían analizado todos los motivos de preocupación, y teníamos un modelo que indicaba que, si se trabajaba de forma adecuada, sería un éxito”, afirmó.
Según un documento, en abril, haciendo referencia a la forma en que se sellaría la tubería para evitar el escape de gases del pozo, ingenieros de BP concluyeron que “probablemente no va a ser un trabajo exitoso” . El informe agrega que el plan “no cumple con las regulaciones del MMS”, el Servicio de Administración de Minerales. Una segunda versión del texto, luego de realizarse más pruebas, señaló que sí era posible un sellado efectivo, y que se cumplía con las regulaciones.
El Congreso dio a conocer el martes un memorándum con conclusiones preliminares de la investigación interna de BP, que indicaba que había habido advertencias poco antes de la explosión del 20 de abril, entre ellas lecturas de equipo que sugerían que en el pozo había gas en ebullición, un posible indicio de una inminente explosión .
La semana pasada hubo un desfile de testigos en las audiencias, que hablaron de decisiones malas e improvisadas en los días y horas anteriores a la explosión. Además de la tubería de revestimiento, los investigadores analizan el mecanismo de prevención de explosiones, que debía cortar una tubería en un último intento de cerrar el pozo cuando estalló el desastre. Ese mecanismo no funcionó, y es uno de los motivos por los que sigue vertiéndose crudo en el Golfo de México.
|
|
|