Cuatro muertos, ríos desbordados, deslaves y miles de damnificados es el saldo de las intensas lluvias asociadas a la depresión tropical Agatha, que azotan a Honduras y El Salvador desde el viernes último.
Las autoridades hondureñas decretaron el estado de alerta amarilla o alarma en las provincias de Choluteca, Intibucá, Tegucigalpa, Valle, Intibucá, Copán, Cortés, Ocotepeque, Lempira y Santa Bárbara, y la verde (alerta) para el resto de la nación.
Según la Comisión Permanente de Contingencias, en el sureño municipio de Nacaome, departamento de el Valle, más de 20 comunidades están incomunicadas y 180 viviendas dañadas por los deslaves y el desbordamiento de los ríos.
El alcalde de ese territorio, Víctor Manuel Flores, pidió ayuda gubernamental urgente para atender a los pobladores y despejar las principales vías de acceso a los barrios más afectados, donde se reportan pérdidas en los cultivos de granos básicos.
En la localidad capitalina de Santa Ana falleció una persona tras la caída de una pared y unas 20 casas más resultaron dañadas. Aeronáutica Civil cerró por tres días consecutivos el aeropuerto
internacional Toncontín de Tegucigalpa ante la escasa visibilidad matutina.
Mientras en El Salvador, el presidente Mauricio Funes decretó anoche la alerta roja, la máxima, ante los desastres ocasionados por la depresión tropical en el territorio, donde permanecen albergados más de tres mil personas.
Esa medida permitirá la movilización directa para situaciones de desastres, la suspensión de clases en todos los centros escolares, evaluaciones de daños y análisis de necesidades en zonas afectadas, entre otros.
Las brigadas de rescate recuperaron este domingo los cadáveres de tres personas que fueron arrastrados ayer por una inundación.
Agatha es la primera tormenta del Pacífico y avanza desde hace 24 horas a una velocidad moderada de 65 kilómetros por hora tras ingresar a Guatemala y convertirse en depresión tropical.
En ese país centroamericano dejó 12 muertos, 11 desaparecidos y más de tres mil damnificados.
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