Alex, el primer huracán de la temporada 2010, complicó ayer las tareas de limpieza del derrame de BP en el Golfo de México y ahora amenaza con expandir el manto negro de crudo en grandes extensiones de la costa mexicana.
Convertido en huracán ayer por el Centro Nacional de Huracanes (CNH) norteamericano, Alex impactaría en la madrugada de hoy el nordeste mexicano con grandes olas y poderosos vientos, que desparramarían el gigantesco vertido que, desde hace 72 días, inunda el golfo con crudo.
Alex avanzaba lentamente ayer sobre las aguas del Golfo de México a una velocidad de 11 km/h y vientos de hasta 130 km/h, que levantaban olas de hasta cuatro metros y que provocarían fuertes crecidas de marea en toda la zona, según los pronósticos del CNH.
La tormenta, que se desplazaba a unos 1000 km de la marea negra, frente a la costa norteamericana de los estados de Luisiana, Alabama, Mississippi y Florida, tocaría tierra cerca de la frontera Texas-México ayer por la tarde.
Una alerta de huracán está vigente en México entre la desembocadura del río Grande y la ciudad de La Cruz. También en el estado norteamericano de Texas se activó una la advertencia entre el sur de Bahía de Baffin y el Río Grande.
Los residentes de esa zona se preparaban ayer para soportar el embate de las fuertes lluvias e inundaciones de Alex, que el martes por la noche se fortaleció para convertirse en un huracán en el Golfo de México, considerado una verdadera autopista para este tipo de fenómenos que en esas aguas se fortalecen y consolidan su poder devastador.
Los vientos exteriores de Alex ya afectaron las tareas de recuperación y limpieza en la región y podrían llevar olas de marea negra a grandes extensiones de costas y playas, agravando aún más el peor derrame de crudo en la historia norteamericana.
Mientras se aproximaban las poderosas ráfagas de vientos y olas, las autoridades que supervisan las tareas de limpieza del crudo suspendieron la quema controlada de petróleo, los vuelos para regar dispersantes y detergentes y las operaciones de contención de la marea negra sobre la superficie del océano en la zona.
En este contexto, el Departamento de Estado norteamericano anunció ayer que aceptará la ayuda internacional ofrecida por docenas de países y agencias no gubernamentales para frenar el desastre y limpiar sus consecuencias, ayuda que incluye dispositivos de contención de Japón.
A pesar de que Alex no impactará en forma directa las decenas de plataformas petroleras del golfo, la potencia que tiene la tormenta indujo a numerosas compañías a evacuar sus instalaciones.
Un panel de expertos norteamericanos convocado por la Casa Blanca estimó semanas atrás que entre 35.000 y 60.000 barriles de crudo por día brotan desde el pozo dañado que dejó el hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon, que sucumbió el 22 de abril pasado luego de ser consumida por un voraz incendio durante 48 horas.
Como el golpe devastador del huracán Katrina a Nueva Orleáns durante la administración Bush, la catástrofe en el golfo dejó en evidencia la falta de previsión y la lentitud en la respuesta al masivo derrame de petróleo en la misma zona afectada por el ciclón en 2005.
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