Preocupan las declaraciones contradictorias de los actores del acuerdo entre Uruguay y Argentina por la planta de celulosa. Mientras en la vecina orilla se dice que el monitoreo conjunto se hará dentro de la planta, surgen versiones distintas en nuestro país. Desde Presidencia de la República se dan señales de que se acepta el monitoreo conjunto. En cambio, los dichos del canciller Luis Almagro indicarían una voluntad contraria a permitir la injerencia argentina en una empresa radicada aquí. Algo similar sucede con la participación brasileña en el control ambiental del río Uruguay, cosa que es factible para José Mujica, pero que el canciller descarta pues no está prevista en el estatuto del río y en el fallo de la Corte de La Haya. En estas situaciones la unidad de criterios es indispensable.
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