Mientras el Gobierno de la vecina provincia de Tucumán no ponga a los ingenios y otras industrias similares en su lugar, obligándolos a incorporar tecnologías y prácticas amigables con la ecología, para comenzar a procesar sus desechos altamente contaminantes, el ambiente compartido con territorio santiagueño, seguirá expuesto a todo tipo de abusos, como el que actualmente padecen en carne propia los 50 alumnos y sus docentes de la escuela Dr. Melitón Camaño, de El Palomar, en el departamento Jiménez.
La noticia se conoció ayer, mediante la denuncia que interpusiera ante la Defensoría del Pueblo de Santiago del Estero, el director del citado establecimiento escolar, Elvio Aguirre.
En su exposición, Aguirre detalló la pestilencia que deben soportar sus alumnos a diario en los últimos 9 días, así como la preocupación de convivir con un canal que ahora lleva agua espesa, de color marrón oscuro y espumosa, que ya provocó la mortandad de peces de criaderos en la zona. De estos datos se infiere que no sólo la escuela es afectada por la contaminación, sino también otros asentamientos, productivos y de viviendas cercanas.
Con la denuncia en sus manos, el defensor Dr. Martín Díaz Achával dio inicio a los trámites administrativos para que la provincia constate el grado de afectación del líquido, para luego, de haber comprobación de que se trata de aguas polutas, realizar los reclamos pertinentes ante las autoridades tucumanas.
Seguramente, estas gestiones demandarán el tiempo que sea necesario, pero mientras tanto, los pobladores de El Palomar seguirán soportando las fétidas aguas que derivan de Tucumán, una provincia que por procedencia histórica, por proximidad geográfica, por coincidencia cultural y otros rasgos que nos emparentan debiera ser tenida en cuenta como una verdadera hermana de Santiago del Estero, pero que ante semejante descuido, en el que la más tierna infancia se ve involuntaria e injustamente afectada, no deja sino la sensación de falta de voluntad política para resolver un problema que le es propio, pero cuyas amargas consecuencias nos afectan por igual.
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