La inversión total de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) por la construcción y puesta en funcionamiento de las dos plantas desalinizadoras en el Chaco es de US$ 2 millones.
De este monto, US$ 600.000 se destinaron a la compra de las máquinas desaladoras de dos empresas: Aqua-Consult y Fontenova, con la tecnología ósmosis inversa. El resto –US$ 1,4 millones– se invirtió en la parte edilicia.
Según en plan inicial de la institución, las plantas, la de Villa Choferes del Chaco, Boquerón y Tte. Irala Fernández de Presidente Hayes, ya tenían que estar generando agua en marzo de este año. Incluso el propio presidente Fernando Lugo había anunciado el hecho.
Sin embargo, nada de esto ocurrió. Es más, en abril de este año, la SEN envió a su asesor técnico, Ing. Ramiro Godoy, al Uruguay a fin de observar el funcionamiento de desaladoras con tecnología de ultrasonido.
Conforme a las explicaciones dadas por Miguel Angel Suárez Berriel, representante en nuestro país de la firma uruguaya Fluids Life, tras la visita del funcionario público, lo conversado fue remitir una oferta formal a la encargada de despacho de la SEN, Gladys Cardozo, y que la máquina sería adquirida para la planta de Tte. Irala Fernández (ver facsímil de nota remitida a la SEN).
¿No sirven los equipos?
Es llamativo el interés de la SEN en adquirir otra máquina desaladora y con tecnología diferente, teniendo en cuenta que la compra ya se concretó. Ante esta situación, todo indica que en realidad desde la SEN estarían buscando otras opciones para poder justificar la inversión realizada.
En marzo de este año, el doctor Horacio Sosa, investigador de las aguas del Chaco, advirtió que se compraron dos equipos de ósmosis inversa para potabilizar el agua con alto contenido en sales sin tener en cuenta que estos equipos tendrían serias limitaciones con el agua subterránea del Chaco.
Explica que, en líneas generales, hasta hace tres o cuatro años, los equipos llamados de ósmosis inversa soportaban agua de hasta 28.000 ppm (parte por millón o miligramos por litro o gramos por metro cúbico) de contenido salino, pero actualmente se habla de membranas que soportan hasta 35.000 ppm de sales disueltas. Es decir que estos equipos desalinizan el agua de mar, razón por la que todos los buques de ultramar lo tienen como parte de su equipamiento. Pero ocurre que los pozos perforados en la zona de 25 leguas (Tte. Irala Fernández y Boquerón) contienen 53.000 y 60.000 ppm de sales disueltas, lo que los hace inservibles para el fin propuesto.
Opinión de otro experto
Fernando Wiens, geólogo y especialista en el tema hídrico del Chaco, afirmó en abril pasado que las máquinas adquiridas van a generar la cantidad de agua dulce que pretenden, pero al mismo tiempo generarán la misma cantidad de desechos, conocidos como salmuera, cuya mezcla de sales es tóxica y destruye el suelo.
Su principal preocupación gira en torno a la cantidad de agua salinizada que se irá tratando a través del sistema de ósmosis inversa y que esto genera un alto concentrado de salmuera, que serían los desechos o desperdicios del agua desalinizada.
Tecnología de ultrasonido
La firma Fluids Life propuso a la SEN la utilización de la tecnología de ultrasonido aplicada al tratamiento de la desanilización de agua y tratamiento de agua industrial. Se trata del Sistema de Tratamiento de Aguas por Ultrasonido (Sitau), que tiene una capacidad de procesamiento de 50 metros cúbicos/hora, para la obtención de agua apta para consumo humano y/o riego. El precio mensual del arrendamiento ofertado por la firma uruguaya fue de US$ 34.000, y que los equipos quedarán como propiedad de la SEN una vez cumplido el sexto pago, completando la suma de US$ 204.000.
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