En vísperas de un año electoral y con los mercados internacionales de crédito cerrados para la Argentina, el Gobierno puso en marcha un plan para buscar fondos por $ 9.240 millones que tendrán como destino financiar obras de infraestructura, comprar aviones y trenes. Para obtener ese monto, comprometerá avales públicos por casi $ 22.000 millones.
La iniciativa se puso en marcha a través del decreto 949, publicado ayer en el Boletín Oficial, que establece un programa de inversiones prioritarias contemplado en el Presupuesto de este año. Sin embargo, ese es el punto que genera polémica: se trata un paquete de obras a realizarse sólo si el Gobierno obtiene financiamiento, por lo que no fueron contempladas como gasto dentro del presupuesto de este año, aprobado por el Congreso cuando era de mayoría oficialista. Esa jugada permitió que el presupuesto 2010 figurara con superávit, cuando en realidad debería haber mostrado déficit.
Entre las obras a financiar se encuentran algunos de los proyectos más polémicos de la era kirchnerista. Por caso, hay $ 1.620 millones para centrales hidroeléctricas, como Condor Cliff–La Barrancosa, Chihuidos, Los Blancos y Punta Negra. Los dos primeros implican una obra multimillonaria en Santa Cruz, mientras que el resto se realizará en provincias que comulgan con el Gobierno, como Neuquén, Mendoza y San Juan.
En la misma línea, se buscarán créditos por $ 200 millones para avanzar en la central de carbón de Río Turbio, también en la provincia de Néstor Kirchner.
Hay u$s 780 millones para capitalizar a Aerolíneas Argentinas con aviones Airbus y Embraer, una operación en torno a la cual gira una investigación por supuestos sobreprecios.
Por otra parte, unos u$s 300 millones se destinarán a la compra de trenes a China. La intención es firmar un acuerdo por material rodante cuando la presidenta Cristina Fernández visite ese país esta semana.
En tanto, la mayor parte de los avales los ofrecerán el Banco Nación, con u$s 2.600 millones y Enarsa, con u$s 2.220 millones.
La intención del Gobierno es cerrar el financiamiento de esos proyectos con organismos multilaterales de crédito. Entre ellos, la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y hasta el brasileño BNDES. Algunos fondos están acordados; por caso, la CAF financió una parte de los planes de ARSAT y se trabaja para que se haga cargo de una parte de la ampliación de Embalse.
Pero también está la intención de que los proveedores financien al Estado. Es lo que sucedió, por ejemplo, con Embraer.
Allegados al Ministerio de Planificación, a cargo de Julio de Vido, a cargo de solicitar los montos, defendieron la iniciativa y sostuvieron que sólo “reglamenta lo que dice el Presupuesto”.
En la vereda de enfrente, legisladores, economistas y especialistas en temas presupuestarios aseguraron a El Cronista que es un mecanismo para gastar por fuera del Presupuesto y esquivar los controles del Congreso.
La polémica gira en torno al artículo 17 de la Ley de Presupuesto, que establece que los gastos del programa de obras prioritarias serán considerados activos financieros y serán tratados como adelantos a proveedores y contratistas hasta su finalización.
En forma complementaria, el artículo 44 autoriza al Gobierno a pedir créditos hasta $ 4.500 millones más u$s 1.200 millones.
“Esto no figura como parte del gasto público, sino como obras a financiar abajo de la línea. En un mecanismo por el cual se abre la posibilidad de gastar sin que figure así”, explicó Claudio Lozano, diputado de Proyecto Sur. “Formalmente debería pasar por el Congreso, pero no ocurrirá. Autorizamos a que se busque financiamiento, pero no dijimos que lo que se obtenga es razonable”, completó.
Un análisis de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) sostiene que el artículo 17 va en contra del régimen de administración financiera pública. “Una consecuencia de este procedimiento es que los gastos que se realicen en virtud de él no son computados como gasto público y, por tanto, su subestimación distorsiona el resultado financiero del ejercicio”, sostiene.
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