En medio de la conflictividad habitual que rodea a la política argentina, es una buena noticia el intercambio de propuestas entre las cancillerías de nuestro país y del Uruguay para poder consensuar un plan de monitoreo ambiental conjunto de la ex Botnia y superar los casi cuatro años de desencuentros en estos 60 días de tregua del corte del puente internacional que une Gualeguaychú y Fray Bentos.
Ayer se supo que el canciller uruguayo, Luis Almagro, le entregó la contrapropuesta al plan propuesto por la Argentina hace algunos días, que nuestro canciller, Héctor Timerman, definió como producto de la “ciencia” y no de la política. Aunque el ministro argentino no ha dejado trascender datos del plan, sí aclaró que el monitoreo deberá ser dentro de la planta de la pastera de origen finlandés. Y se supone que con lo de la “ciencia” se refiere a la participación de científicos en lugar de militantes ambientalistas, lo que podría dar lugar a recelos y a una eventual frustración del acuerdo bilateral que le ponga fin al conflicto.
Demasiado preocupado, casi obsesionado por lo que los medios de prensa dicen de él, un acuerdo definitivo con Uruguay podría ser en cambio un paso adelante para Timerman en lo que verdaderamente importa que es su gestión como funcionario en defensa de los intereses del país. |
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