En Cachi Yaco, pequeño paraje del norte de la provincia, localizado casi en el límite con Santiago del Estero y a 226 kilómetros de Córdoba, casi la mitad de la población padece hipertensión arterial, y la causa estaría vinculada con el alto nivel de sodio que contiene el agua que consumen.
Así lo revela un estudio de un grupo de médicos cordobeses que trabajó durante casi una década en esa zona en atención primaria de la salud, encabezado por el cardiólogo Antonio Pedraza. La investigación fue publicada en la revista de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, y realizada en 2008.
El 43,5 por ciento de la población adulta estudiada tenía hipertensión (51 por ciento de los varones y 36 por ciento de las mujeres), de acuerdo con la investigación.
"Esa prevalencia es altísima -consideró Pedraza- si se tiene en cuenta que, en promedio, el 25 por ciento de la población de Córdoba tiene hipertensión".
Se considera que una persona sufre hipertensión cuando sus valores son de 14 para la tensión sistólica (alta) y 9 para la diastólica (baja). La normal, a su vez, está por debajo de 12/8. Y en el medio se ubica la prehipertensión arterial.
"Esto significa que muchos de quienes la tienen van a ser hipertensos, en especial si suman otros factores de riesgo", explicó el profesional.
"Esto es importante porque nosotros encontramos que sólo el 30 por ciento de los adultos de 18 años o más tenía tensión normal, en tanto que el resto son hipertensos o prehipertensos", aseguró.
La investigación. La investigación se realizó sobre 471 pacientes de ambos sexos, de 18 años o más, en el marco del programa Solidarios por la Salud, trabajo de extensión de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC.
Se hicieron 68 viajes a lo largo de nueve años, y pasaron 250 médicos residentes de distintas especialidades y alrededor de 1.250 estudiantes de Medicina.
"Desde un comienzo, allá por el año 2000 advertimos que había una tasa muy elevada de hipertensión en la población de la zona, pero era sólo una constatación de campo, ya que no sabíamos por qué ocurría", indicó Pedraza.
"Pero después unos residentes notaron que el agua que se consume en el lugar, que es subterránea, de las napas, tenía un gusto extraño, un poco salado", señaló el profesional.
Entonces decidieron indagar en las características químicas del agua. "El primer estudio al que accedimos mostraba niveles elevados de sodio y también de flúor, que altera la consistencia de los huesos y los dientes, y mancha estos últimos".
Concentración de sodio. En el marco de la investigación, los médicos tomaron tres muestras de agua de consumo de zonas representativas de la región para medir la concentración de sodio, en Cachi Yaco, en Pozo Nuevo y en San Francisco del Chañar.
"Los resultados evidenciaron que los valores de sodio eran entre 7 y 20 veces superiores a los que contiene el agua que se distribuye en la ciudad de Córdoba", afirmó Pedraza.
En Cachi Yaco, según los resultados proporcionados por el médico, el nivel de sodio llegaba a 190 miligramos por litro (mg/l); en Pozo Nuevo, a 193 mg/l; y en San Francisco del Chañar, a 506 mg/l.
"Estos valores están por encima del límite máximo tolerado por el Código Alimentario Argentino, y superan ampliamente el valor del agua que proviene de la Planta Potabilizadora Suquía, que es de 19 mg/l", puntualizó Pedraza.
¿Cuáles son los efectos de la hipertensión arterial sobre la salud? Por una parte, afecta a los riñones, produciendo insuficiencia renal crónica, a la vez que incrementa el riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares e infartos.
"Está estudiado a nivel internacional que los pacientes con hipertensión tienen complicaciones graves, y que tienen un aumento de la morbilidad y de la mortalidad", alertó Pedraza, quien enfatizó que la población estudiada "está en alto riesgo sanitario".
Según advirtió el profesional, aunque el estudio se hizo hace ya un par de años, nada ha cambiado en esa zona del norte cordobés, donde un alto porcentaje de la población tiene las necesidades básicas insatisfechas, un alto nivel de analfabetismo y casi nulo acceso a la salud, a lo que se suma que los caminos casi no existen y el teléfono es una excepción.
"Mientras íbamos nosotros al menos tenían atención médica y recibían medicación para la hipertensión, que llegaba por donaciones de laboratorios", dijo Pedraza. |
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