La gigante petrolera BP detuvo ayer la fuga de crudo en el Golfo de México por primera vez desde abril. A pesar del logro, la empresa fue cauta y dijo que aún no es tiempo de festejar.
"Estoy muy complacido de que no se está fugando petróleo al Golfo de México. De hecho, estoy realmente entusiasmado de que no hay petróleo derramándose en el Golfo de México", dijo el vicepresidente de BP, Kent Wells, cuando anunció el cese del derrame tras el inicio de una prueba de presión sobre el pozo dañado, que podría demorar entre seis y 48 horas.
A las dos y veinticinco de la tarde, cuando los ingenieros de BP cerraron la última de las tres válvulas de un gigantesco embudo colocado sobre el pozo de la plataforma que estalló el 20 de abril dejando 11 muertos, el flujo negro dejó de salir.
Ahora los ingenieros siguen muy de cerca la operación, para cerciorarse de que no se produzca una nueva fuga.
Se trata del mayor avance registrado para contener el derrame, la mayor catástrofe ambiental en la historia de Estados Unidos, tras la explosión que provocó el hundimiento de la plataforma "Deepwater Horizon" dos días después.
Sin embargo, las primeras reacciones fueron cautas. El presidente Barack Obama saludó el anuncio y dijo poco más: "Creo que es un signo positivo. Aún estamos en fase de prueba", comentó en Washington.
El mandatario se mantiene permanentemente informado sobre las incidencias en el Golfo y confirmó que hoy hablará sobre el derrame.
Por su parte, el jefe operativo de BP, Doug Suttles, advirtió a los periodistas que aún no es momento de celebrar el fin del derrame. "Creo que es un signo alentador. En un par de días quizás sea aún más alentador, pero sin celebraciones", comentó Suttles. "Si habla con las personas que viven aquí (en la zona afectada por el derrame), celebración es una palabra equivocada", agregó.
Prevista inicialmente para el martes, la prueba de presión fue demorada por el gobierno estadounidense, que procuró despejar todos los riesgos. El almirante de la Guardia Costera Thad Allen explicó que "decidimos que el proceso se beneficiará de un mayor análisis" y autorizó su realización recién anteayer, miércoles.
Pero mientras preparaban la operación los ingenieros de BP detectaran una fuga en la tubería. La repararon de noche y recién ayer pudieron emprender la maniobra.
La prueba, destinada a evaluar la resistencia del pozo que se extiende cuatro kilómetros por debajo del lecho marino, a 1.500 metros de profundidad, incluye el cierre de las válvulas del embudo de 75 toneladas que fue instalado el lunes sobre la fuga en sustitución de un modelo precedente.
Si se verifica que hay alta presión, las tres válvulas quedarían cerradas y se clausuraría el pozo. Es por eso que, antes del comienzo, Wells había deseado que éste fuera el resultado: "Todos esperamos y rezamos por ver altas presiones", dijo.
Una baja presión, en cambio, significaría que hay una pérdida en alguna parte del revestimiento del pozo petrolero. Pero se sabe que ninguna de estas soluciones sería definitiva y por eso la gigante petrolera británica perfora otros dos pozos de derivación que serán utilizados en caso de que no se pueda sellar el primero.
De hecho, antes de comenzar con este procedimiento, BP había advertido en un comunicado que "aunque se lograra detener, no será un indicio de que el flujo del pozo ha sido suspendido definitivamente".
"Ya sea a través de esta prueba o a través de los pozos de derivación (...) creo que todos sentimos que comenzamos a dar vuelta la página, una página importante, pero no, no creo que sea tiempo de celebrar", subrayó Suttles.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que el hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon el 22 de abril provocó un derrame de entre 336 y 666 millones de litros de crudo en el Golfo de México hasta el momento.
La cifra
4,5 Los millones de barriles de crudo que provocó el derrame en el Golfo de México, como máximo, según estimó la AIE.
El daño ambiental del crudo
Según el gobierno norteamericano, desde el 22 de abril hasta la fecha se derramaron entre 336 y 666 millones de litros de petróleo en el Golfo de México. Con el barril de crudo para entrega en agosto a US$ 76,62, que es la cotización a la que cerró ayer en Nueva York, el precio en dólares del crudo derramado sería de entre US$ 163 millones y US$ 323 millones.
El daño ambiental es irreversible y los científicos advirtieron que el derrame está alterando la red alimenticia marina porque mata o contamina algunas criaturas y también porque acelera el crecimiento de otras más adaptadas a un ambiente alterado.
En el Golfo de México, en la base de la red alimenticia -antes llamada cadena alimenticia-, están proliferando microorganismos que consumen petróleo y gas. Si continúa tal impacto, la alteración de la vida marina repercutiría en todo el ecosistema y pondría en peligro la industria pesquera que en esa región es multimillonaria.
Gran parte del derrame se descompuso en partículas diminutas de dispersantes químicos en la boca del pozo. Eso redujo el impacto directo a las costas y mantuvo gran parte del petróleo y gas suspendido en el agua. Pero algunas especies podrían llevar ese petróleo a los estuarios desde Pensacola (Florida) hasta Galveston (Texas).
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