La nueva campana colocada anteayer sobre el pozo de petróleo averiado en el Golfo de México, que ha conseguido por el momento poner fin al derrame de crudo al mar, representa "una buena noticia", pero el problema no está aún resuelto, advirtió ayer el presidente norteamericano, Barack Obama.
También el jefe de operaciones de la British Petroleum (BP), Doug Suttles, se mostró cauteloso. "Es demasiado pronto para festejar", aseguró ayer a la CNN.
En unas breves declaraciones en la Casa Blanca, Obama indicó que, hasta ahora, la nueva campana "está conteniendo el petróleo, pero los científicos aún deben llevar a cabo una serie de pruebas". Con ellas, explicó, deben cerciorarse de que por cerrar el pozo el petróleo no empezará a filtrarse por otro lado, y crear así un problema peor del que ya existe.
Si las evaluaciones recomendaran no cerrar el pozo, se usaría la campana como un sistema de contención, a través del cual se trasvasaría el crudo a buques de carga en la superficie marina.
Aun en ese caso, la campana permitiría recuperar "todo o casi todo" el petróleo que fluyera hasta que el pozo quedara sellado definitivamente, algo que ocurrirá cuando la empresa BP termine de perforar un pozo auxiliar.
El almirante retirado Thad Allen, representante del gobierno en la operación, dijo ayer que no se cuenta con una solución definitiva del mayor desastre ambiental en la historia de Estados Unidos, que comenzó hace 88 días, hasta finales de este mes o principios del próximo.
La nueva campana, indicó Obama, tendrá capacidad para recuperar hasta 80.000 barriles diarios de crudo. Los científicos calculaban que, hasta el cierre del pozo, se vertían entre 35.000 y 60.000 barriles.
Agencias EFE, DPA y AFP
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