El circuito comienza en puntos estratégicos de un río ubicado cercano al área de trabajo de una mina. Allí cuatro o cinco personas representativas de la comunidad toman muestras de agua que luego serán analizadas en un laboratorio. A grandes rasgos, así comienza el proceso de un monitoreo participativo, método que a través de la observación repetitiva, permite el seguimiento de componentes (principalmente el agua) que puedan ser susceptibles de modificaciones por incidencia de la actividad minera.
Por lo general los monitoreos se realizan dos veces al año para verificar las características del agua en épocas distintas. Cuando esto se hace, las empresas mineras dan a conocer a través de los medios de comunicación su realización y resultados. Sin embargo, muy poco se sabe de lo que se hace en el laboratorio, qué se analiza y los procesos que involucra.
El momento es clave y lo más importante aún, es que la gente que representa a la comunidad presencia los análisis de laboratorio hasta su finalización. “Estos monitoreos se realizan según parámetros como Ph y conductividad, que son variables que permiten determinar modificaciones en el cauce de un río. La participación de la comunidad entonces es sumamente importante porque ellos verifican in situ cómo se hacen los análisis de las muestras que ellos mismos tomaron y se van con un resultado en la mano”, señaló Juan Carlos Degli Alberti, gerente General de Corplab San Juan, una empresa que brinda servicios de análisis ambiental en la provincia.
Que este tipo de empresas se haya radicado en San Juan no es un dato menor. Antes, las muestras debían enviarse a Buenos Aires y esperar dos días por los resultados. Hoy en el mismo día se puede tener los resultados de un proceso que puede resumirse en cuatro pasos esenciales, que se detallan a continuación.
El proceso
1- Recepción de las muestras
Llegan refrigeradas en una heladera. Se realiza control de temperatura, de PH y se corrobora que la cantidad de botellas descriptas en la cadena de custodia estén presentes en la heladera de transporte. La cadena de custodia indica la fecha de muestreo, qué tipo de muestra es y su preservación, entre otros ítems. En cada botella se busca una serie de elementos a investigar, como PH, conductividad, metales, cianuro metal, cianuro libre y otros.
2- Ingreso al sistema integrado del laboratorio
En este paso a cada muestra se le asigna un número de ingreso que es único y consecutivo y no son repetibles entre sí. Esa muestra tiene trazabilidad con la cadena de custodia y la cadena de custodia tiene trazabilidad con un punto del muestreo. En forma conjunta se empieza a generar un protocolo de análisis que es un documento que tiene información de cuál es la cadena de custodia, tipo y cantidad de envases, la fecha de muestreo, número de lote, los parámetros, las unidades, la metodología empleada y la concentración obtenida. En paralelo, comienzan los análisis.
3- Análisis
Se efectúa los análisis físico químicos y análisis de metales por ICP, que permite el estudio cuantitativo de trazas de componentes metálicos con gran precisión. Estos análisis se realizan en función a lo establecido en el protocolo antes mencionado. Vale destacar que los representantes de la comunidad participan como observadores de todas las instancias, luego de haber recibido detalles generales de la metodología a emplear por parte de la empresa.
4- Entrega del protocolo
Finalizadas las instancias anteriores, una autoridad competente del laboratorio chequea los datos obtenidos y firma el protocolo de análisis que luego será entregado en mano a los representantes seleccionados para el monitoreo. En el transcurso de un día y luego de haber participado activamente en todo el proceso, la gente se retira del laboratorio con la información obtenida.
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