La basura electrónica generada a nivel nacional, según los últimos datos difundidos esta semana por E-Scrap, la Red de Operadores del Mercado de Residuos y Subproductos de la Argentina, ronda los 2,5 kilos por habitante cada año, lo que equivale a unas 100 mil toneladas en todo el país. Según estas estadísticas, además, centros urbanos como La Plata generan al año más de 3,5 kilos por persona.
Acaso si a la producción de chatarra electrónica se la comparara con los 360 kilos de residuos domésticos que cada uno de nosotros genera cada año, los escasos 2,5 kilos parecen insignificantes. Pero no es sólo una cuestión de volumen, porque la presencia de ciertos compuestos tóxicos en los artefactos eléctricos y electrónicos los tornan muchísimo más contaminantes para el medioambiente que cualquier residuo orgánico.
Al ser dispuestos en un basural sin tratamiento previo, se explica, los metales pesados (mercurio, cadmio, níquel, plomo, cromo, bromo), sustancias halogenadas, clorofluorocarburos (CFC), bifenilos policlorados (PCB) y policloruro de vinilo (PVC), entre otros elementos que suelen contener, migran hacia las napas de agua y la atmósfera.
"Nos tapa y, a veces mata, de a poquito -resume el biólogo Gustavo Fernández Protomastro, de E-Scrap-. La chatarra eléctrica y electrónica avanza contaminando suelos, cuerpos de aguas, ecosistemas y, lo más importante, a nosotros mismos. Desde las lamparitas de bajo consumo con mercurio hasta las baterías de celulares con cadmio o los monitores con plomo y fósforo, la basura electrónica es un verdadero problema del siglo XXI. Nos volvimos electrónicos, en el trabajo, la oficina o el hogar; pero no queremos asumir la responsabilidad del posconsumo de los aparatitos y servidores que nos hacen la vida más fácil"
Según las tendencias de crecimiento de la basura electrónica, basadas en reportes de producción, importaciones y ventas de la Secretaría de Industria para electrodomésticos, informática y telecomunicaciones, así como datos de la Cámara de Máquinas de Oficina, los argentinos desechamos cada vez más rezagos eléctricos y electrónicos reciclables. "Cada heladera, cada aire acondicionado, cada televisor o computadora que de desecha, conlleva diversas partes por millón de desechos peligrosos, que deben ser gestionados por empresas especializadas para ser reciclados y usados como insumos de nuevos procesos industriales", agregó el biólogo.
RECICLAJE LOCAL
Los artefactos electrónicos pasan a convertirse en peligrosos objetos casi de decoración una vez que dejan de funcionar. Para que eso no ocurra, varios especialistas de nuestra ciudad trabajan para que el desecho electrónico sea reciclado y vuelva así al circuito de trabajo. Muchos de esos especialistas están nucleados en la UNITEC, una unidad de investigación de la facultad de Ingeniería de la UNLP donde, a través de su Laboratorio de Asistencia Técnica, profesionales y estudiantes de la facultad reciclan computadoras viejas y, utilizando los componentes de otras, las donan a escuelas de la región.
"Tenemos un listado de escuelas que esperan que las ayudemos con computadoras recicladas, pero para eso necesitamos el apoyo de la comunidad", dice el ingeniero José Rapallini, uno de los integrantes de la UNITEC. Para poder abastecer de computadoras recicladas a las escuelas, el Laboratorio de Asistencia Técnica para Establecimientos de Educación Especial requiere como se dijo del apoyo de la comunidad. Las personas interesadas en donar máquinas en desuso pueden contactarse con la UNITEC escribiendo a la casilla uniteconline@gmail.com
Uno de los proyectos en los que trabaja la UNITEC abarca el sector que involucra a los establecimientos de educación especial de nuestra región, donde según los técnicos de la UNLP se ha incrementado la brecha entre la utilización de herramientas tecnológicas y la inclusión de alumnos necesitados de contextos de aprendizaje diferentes.
Para contribuir a disminuir ese proceso de exclusión social, explica Rapallini, se construyó un laboratorio de reparación y puesta a punto de "computadoras obsoletas y/o en desuso, donadas a establecimientos para alumnos con necesidades especiales. Con esto se proporciona un nuevo entorno de enseñanza para las personas con discapacidades, que facilita la comunicación, el acceso y procesamiento de la información, el desarrollo cognitivo y la autonomía. No es sólo reciclar computadoras. Es una tarea integral realizada por un grupo formado por profesionales de diferentes áreas -electrónica, sistemas, instrumentación, pedagogía, educación especial- para que la asistencia técnica no sea sólo la entrega de una PC, sino la creación de una herramienta de inserción en el mundo actual".
MUNDO CHATARRA
Ya sea por normativas específicas o por iniciativa de la industria, en algunos países con políticas ambientales más desarrollas que las nuestras existe actualmente una mayor responsabilidad post consumo y cada vez menos toneladas de desechos electrónicos van a parar a la basura. Con diez kilos de residuos electrónicos por habitante al año, por ejemplo, Suiza se vio obligada a establecer políticas muy estrictas en esta materia. Allí, como en otros estados europeos, está prohibido arrojar artefactos electrónicos en desuso a la basura y se sanciona con dureza a quien lo hace.
También Japón posee desde 2001 una fuerte regulación de responsabilidad extendida al productor. Su política alcanza a cinco tipos distintos de artefactos: heladeras, lavadoras, equipos de aire acondicionado, televisores y computadoras. Las nuevas normativas tanto en Europa como en Japón tienden también a prohibir el uso de ciertos componentes muy contaminantes en la industria electrónica.
"En el mundo desarrollado y varios países emergentes, la basura electrónica no puede ser desechada en basurales o rellenos sanitarios -sostiene Protomastro-. Mientras la electrónica está en los equipos, no hay riesgo para la salud ni el ambiente. El problema es cuando se tiran a los rellenos sanitarios, basurales clandestinos o quemas, y todos los componentes peligrosos se liberan y migran por el ambiente. Por eso hay que eliminar el tacho para la basura electrónica: no más chatarra electrónica a los basurales".
Más allá de las alertas lanzadas por los expertos en la materia, lo real y concreto es que las ONG de nuestro país recuperaron menos de 5 mil computadoras en 2009. Las empresas habilitadas para el reciclado procesaron el 7% de los residuos, es decir apenas unas 3.500 toneladas.
Según los analistas, los volúmenes de chatarra tecnológica crecerán al ritmo del consumo y de las innovaciones. Una de las principales advertencias de los especialistas, por ejemplo, es que con la aparición reciente de la TV digital se generará en 2 a 5 años el recambio total del parque de televisores en la región. Y si no hay de parte del Estado una política fuerte para reciclar todos esos televisores obsoletos, los artefactos pasarán a ser basura altamente peligrosa y capaz de contaminar las napas y el agua que consumimos.
