Aunque cierto sector de pescadores aún no aprueba el sistema de precintado de peces –un canon que se debe pagar por cada pieza extraída– la medida permitió iniciar investigaciones sobre la fauna íctica en distintos sectores correntinos del río Paraná, con el fin de obtener una base de datos de monitoreo y manejo del recurso para los próximos años.
Por otra parte, los pescadores que se oponen al sistema de precintado, señalan que el sector está en crisis “y al borde del abismo por falta de turistas".
Ante esta situación, la Dirección de Recursos Naturales señaló que las medidas se aplican con el objetivo de que en 2011 “se pueda pescar durante todo el año en el río, incluso durante el período de veda”, dijo el titular Marcelo Beccaceci, y subarayó que para ello “es necesario garantizar que los peces devueltos estén en perfectas condiciones y no se trate de ejemplares dañados que luego terminan muriendo”, apuntó respecto de nuevas disposiciones referidas a las artes de pesca con el único fin de proteger el recurso. Los trabajos científicos comenzaron este mes y se llevarán a cabo en Empedrado, Paso de la Patria e Ituzaingó, entre otras localidades, con equipos integrados por personal de distintas universidades, guías de pesca, cabañeros, malloneros y estudiantes universitarios avanzados.
Si bien el sistema de precintado de peces aún es criticado por los trabajadores del río, el dinero reunido habilitó las investigaciones sobre la fauna íctica local. La controversia en algunas localidades pasa por la disconformidad ante los altos precios que deben pagar por las piezas extraídas. La semana pasada, un grupo de trabajadores planteó esta inquietud al arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik; quien se habría manifestado en contra –según los pescadores– a la idea de que “un poblador tuviera que comprar precintos para alimentar a su familia, cuando tenemos una riqueza enorme sobre el río Paraná. Dios nos dio una bendición para que podamos comer del mismo si fuese necesario”, dijo monseñor.
El sistema de precintado consiste en que cada pescador debe pagar un canon por cada pieza extraída. De esta forma, un mallonero paga 2 pesos por cada surubí capturado y el máximo de piezas que puede transportar, son 5 surubíes.
Lo que los pescadores señalan como injusto es que los turistas deben pagar 80 pesos por cada dorado y un poblador de la zona debe abonar 30 pesos. “Si tuviera ese dinero se compraría carne”, dicen respecto del precio “exorbitante” de los precintos.
Por otra parte, con el aporte de los pescadores deportivos a través del sistema de precintado recientemente implementado junto a la provincia del Chaco, se creó un Fondo de Investigación Pesquero (FIP), que permitirá efectuar estudios postergados sobre la situación actual de las especies ícticas más importantes”, anunció el director de Recursos Naturales.
Los estudios abarcarán varios aspectos, entre ellos, el impacto de la pesca comercial y deportiva, la abundancia y la biología reproductiva de las especies de alto valor deportivo.
Por su parte, la directora de Calidad y Formación de la Secretaría de Turismo de la Nación, Ángela Ayala, resaltó que “en Corrientes se están haciendo las cosas bien; hay un mejor control de la pesca deportiva gracias al sistema de precintado además de importantes estudios científicos”, afirmó durante la última capacitación de guías de pesca provinciales.
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