La confirmación de que se detectó una nueva fuga de crudo en el lecho marino a tres kilómetros del pozo Macondo, que había sido sellado el jueves pasado por British Petroleum (BP), causó gran preocupación ayer en Estados Unidos, en medio de informes contradictorios sobre sus posibles consecuencias.
A pesar de la nueva fuga, el gobierno de Barack Obama tomó la arriesgada decisión de autorizar a BP a mantener sellado el pozo durante otras 24 horas para evaluar la resistencia estructural de la perforación, que, de colapsar, haría incontrolable el derrame en el Golfo de México.
Cuando se cumplen hoy tres meses del inicio del peor derrame de petróleo en la historia norteamericana, la serie de fracasos del gigante energético en intentar controlar el vertido sumó un nuevo capítulo horas antes de la llegada del primer ministro británico, David Cameron, que hoy será recibido por Obama con una agenda dominada por la marea negra.
Además de la fuga de crudo, los expertos creen que un importante volumen de gas metano se está acumulando, lo que supondría un duro revés para las operaciones de la empresa y del gobierno.
Sin embargo, la petrolera afirmó ayer que la fuga detectada a tres kilómetros del pozo principal es natural y no está relacionada con el derrame. "Los científicos han concluido que la filtración ocurre en forma natural", dijo el vocero de BP, Mark Proegler.
Funcionarios del gobierno y los expertos de BP mantuvieron ayer por la madrugada una tensa reunión que sólo arrojó más incertidumbre sobre el resultado de esta nueva operación, que desde el jueves y hasta el domingo por la noche había controlado la fuga. La decisión de BP de cancelar una conferencia de prensa prevista para ayer alimentó aún más las dudas.
El almirante Thad Allen, responsable de los operativos de limpieza y que reporta a Obama, había advertido anteanoche sobre la presencia de "anomalías indeterminadas" en el pozo y reclamó a BP un informe.
La empresa afirmó que las pruebas efectuadas en el nuevo cilindro colocado sobre el pozo indicaban que la presión no estaba subiendo como se esperaba. Por su parte, el director de BP, Doug Suttles, había expresado poco antes que las válvulas de la cúpula permanecerían cerradas hasta nuevo aviso y que no se derramaría más petróleo a las aguas del golfo.
La principal preocupación de la Casa Blanca es que la estructura subterránea del reservorio esté dañada y que el crudo se filtre a través de las rocas y fluya en múltiples puntos del suelo marino, un escenario que haría incontrolable el derrame.
Después de múltiples intentos fallidos, BP logró el jueves pasado sellar el pozo después de coronarlo con una campana gigante que actúa en la actualidad como un tapón. El dispositivo también puede recolectar el crudo por medio de un sistema de válvulas y transportarlo a supertanqueros en la superficie. La gigantesca marea negra se encuentra a la deriva en las aguas del golfo desde el 20 de abril, cuando comenzó a formarse después de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon.
Un panel de expertos estimó que el pozo Macondo escupió al océano más de 690 millones de litros de crudo, que afectaron las costas y la economía de cinco estados norteamericanos y asestaron un mazazo a la política energética de la Casa Blanca, que congeló los proyectos de exploración y explotación en aguas abiertas.
El desastre también provocó fuertes roces en las relaciones entre Estados Unidos y Gran Bretaña, luego de que Obama prometiera en público darles "patadas en el trasero" a los directivos británicos de BP.
El mandatario recibirá hoy a Cameron, que llegará en su primera visita oficial con la intención de buscar soluciones tanto al desastre como a la posición de la empresa, cuyas acciones llegaron a caer 5% ayer.
En el punto máximo de la crisis por el derrame, en junio, después de una caótica presentación ante el Congreso del director ejecutivo de la petrolera, Tony Hayward, Cameron fue acusado por líderes empresariales y algunos comentaristas de no haber dado una respuesta adecuada ante la "histeria antibritánica" en Estados Unidos.
Cameron también deberá lidiar hoy con las denuncias de varios senadores contra BP, acusada de haber hecho un intenso lobby el año pasado para que Londres liberara al terrorista libio Abdel Baset al-Megrahi, acusado por el atentado de Lockerbie en 1988.
El Senado norteamericano convocó a una audiencia para fines de julio para que BP aclare si presionó al gobierno británico para que liberara a Al-Megrahi a cambio de jugosos contratos en Libia. La petrolera admitió haber presionado al gobierno para que trasladara a otros prisioneros libios pero negó haber solicitado la liberación de Al-Megrahi.
También China combate una marea negra
China luchaba ayer para contener un derrame de 1500 toneladas de petróleo causado por explosiones en dos oleoductos y que había creado una mancha de crudo que ocupa una superficie de 100 kilómetros cuadrados cerca de las costas de Dalian, en el Nordeste. Más de una veintena de barcos que trabajan en la zona han podido retirar de momento medio centenar de toneladas y además se han desplegado siete kilómetros de redes y barreras para cercar el derrame. El accidente obligó ayer a las autoridades a cerrar el puerto de Dalian, uno de los más grandes del país.
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