Un pescador denunció haber visto ayer peces muertos en las arenas del Ñandubaysal. De inmediato, un grupo de técnicos del plan de vigilancia ambiental corroboró que había unos 200 sábalos muertos en la costa y con autorización de la Secretaría de Medio Ambiente local se tomaron muestras de las vísceras, que serán enviadas a un laboratorio de Capital Federal. Son varias las hipótesis que barajan los especialistas, y según los primeros indicios no habrían muerto en el lugar, sino que fueron arrastrados por la corriente hasta la costa.
Oscar, un asiduo pescador de esa zona, vio ayer por la mañana algunos peces muertos sobre la playada del Ñandubaysal y realizó la denuncia. En el momento de la notificación, un grupo del plan de vigilancia ambiental que regresaba del Puente Internacional General San Martín se dirigió directamente al balneario ubicado en la ribera argentina del río Uruguay.
Al llegar, cerca de las 10, constataron que había unos 200 sábalos –del tamaño de una mano- sin vida, desperdigados sobre el agua y la playa. Desde un primer momento, los técnicos del plan coordinado por Nación consideraron que los peces habían muerto en otra parte y habían sido arrastrados hasta allí por la correntada.
Una vez relevada la zona, se contactaron con la Secretaría de Medio Ambiente local, desde donde les ordenaron tomar muestras de las vísceras de los sábalos. “Los indicios muestran que los peces no habían muerto en el lugar, sino que fueron arrastrados por la corriente hasta allí”, confirmó la directora de Medio Ambiente, Noelia Indart.
Por la tarde, seguían las tareas de los técnicos para eviscerar y ayer mismo serían enviadas al laboratorio del doctor Colombo en Capital Federal. Cabe recordar que ese laboratorio tiene convenio con la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación, encargada del plan de vigilancia.
Simultáneamente, otro grupo recorrió la Isla Inés y otras franjas de la cuenca aunque no se encontraron indicios de lo ocurrido. “Los valores de las muestras in situ arrojaron resultados normales por lo que nos quedamos tranquilos respecto al agua”, indicó Indart, quien admitió que en primera instancia se están manejando tres hipótesis, basándose en las conclusiones de especialistas y de la Prefectura.
En primer lugar, los técnicos creen que las bajas temperaturas del agua de los últimos días pudieron llevar a la mortandad a los 200 sábalos. La misma se sustenta en que los mismos fueron hallados en la orilla, sector donde más baja la temperatura del agua. Refuerza esta postura el hecho de que no aparecieron muertos peces de otras especies.
Otra hipótesis es que pescadores furtivos hayan arrojado un mallón con el que atraparon a los ejemplares para carnada, pero luego los devolvieron sin vida al río.
Por último, se apunta a un problema con el agua de alguna zona de la cuenca, pero los expertos entienden que de ser así tendría que haber impactado a otras especies de peces.
Lo cierto es que de acuerdo con el testimonio de baquianos del río, este episodio se viene repitiendo en los últimos días desde que la ola polar ingresó a la región. Pero, no obstante, habrá que esperar el resultado de las muestras del laboratorio Colombo.

Otro episodio en verano
No es el primer episodio extraño que se da en ese balneario ubicado a 12 kilómetros de Gualeguaychú. En febrero de este año, Ñandubaysal clausuró sus playas a raíz de que decenas de bañistas presentaron cuadros de sarpullido en la piel luego de haber ingresado a las aguas.
Fue en uno de los fines de semana pico de la temporada turística de la ciudad, cuando se encontraba una concurrencia significativa de bañistas. Por ello, la playa decidió impedir el acceso a las aguas hasta tanto no haya un resultado de las muestras enviadas a los laboratorios de las universidades de Buenos Aires y La Plata.
Si bien el episodio activó el alerta por el funcionamiento de Botnia, luego todo se diluyó cuando se informó que los estudios revelaron que había un nivel elevado de materia fecal en el agua. Sin embargo, dermatólogos locales descartaron que la materia fecal pueda generar sarpullidos en el cuerpo, a no ser que venga acompañada de químicos que arrojan los campos y Botnia.